Características del intelectualismo

Novecentismo y Vanguardias. Resumen

El Novecentismo surge en el S.XX cuando aparece una generación de autores con una sensibilidad y un enfoque intelectual diferentes a los de la Generación del 98. Se conoce como Novecentismo el movimiento que se opone a cuanto se considera propio del ochocientos. Rechaza el Romanticismo y el Realismo, además del Modernismo y el 98. Conocidos como novecentistas o Generación del 14, este movimiento comprende un grupo de pensadores, poetas y novelistas entre los que destaca José Ortega y Gasset, Ramón Gómez de la Serna, Ramón Pérez de Ayala y José Miró. La Generación del 98 y la del 14 comparten preocupaciones frente al Reformismo, pero sus pequeñas diferencias llevaron a su separación tras la primera década del S.XX. Los componentes de esta generación son conscientes del papel político que debe desempeñar la intelectualidad, defienden la ascensión de las élites intelectuales juveniles y denuncian la «literatura caduca» y la «política de los viejos», y abandonan el lamento para pasar a una actitud práctica. El vitalismo de esta generación es proyectado sobre el tema que más preocupa a los novecentistas: España. Se cultivaron todos los géneros: ensayo (José Ortega y Gasset, Eugenio D’Ors, Manuel Azaña), novela (Ramón Pérez de Ayala, Gabriel Miró, Ramón Gómez de la Serna, Wenceslao Fernández Flores, Benjamín Jarnés), poesía (Juan Ramón Jiménez) y teatro. Sus carácterísticas ideológicas son: reformismo burgués en lo político; búsqueda de un nuevo tipo de intelectual, con una sólida preparación universitaria; reacción contra actitudes decimonónicas, incluyendo a noventayochistas y modernistas, y europeísmo (España debe fijarse en Europa como modelo). Con respecto a la estética se caracteriza por: antirromanticismo); fervor por lo clásico; literatura para minorías; intelectualismo; búsqueda del “arte puro”, y preocupación por el lenguaje.En lo referente al ensayo, destacaron Eugeni D’Ors, Gregorio Marañón o Manuel Azaña, aunque sin duda el más influyente fue José Ortega y Gasset. Este último fue uno de los pensadores más influyentes de su tiempo. Fundó la Revista de Oriente, plataforma de difusión de las nuevas corrientes artísticas e intelectuales, además de participar activamente en proyectos de la República. Fue un gran defensor del arte moderno, y publicó sus pensamientos acerca de este en ‘La deshumanización del arte’, donde asegura que está destinado a las élites intelectuales. Por el contrario, el arte moderno pretendía ser «puro» e intelectual por lo que siempre tuvo a las masas en contra. Otras obras importantes de Ortega fueron La rebelión de las masas (análisis sociológico de su época) o España invertebrada. Destaca su excelente uso de la metáfora y su estilo lingüístico cuidado. Eugeni D’Ors acuñó el término de novecentismo y fue el principal representante de la cultura catalana de la época, destacando por sus glosas (recogidas en el Glosari). Por último, Manuel Azaña fue un destacado intelectual, director de las revistas La pluma y España, además de tener una importante trayectoria política que culminó en su presidencia de la República (1936-39). Escribíó ensayos sobre Juan Valera, Ángel Ganivet, El Quijote, etc., dos novelas de carácter autobiográfico (La inclusa Fresdeval y El jardín de los Frailes) y una obra dialogada. Son muy interesantes sus diarios personales. En cuanto a la novela, podemos repartir su producción en dos tendencias: aquellos que continúan modelos narrativos anteriores (como Concha Espina), y los intentos de renovación de la novela, que enlazan con las vanguardias, hacia una novela más intelectual. Wenceslao Fernández Flórez destaca dentro de la tendencia realista, pero con un tono frecuentemente humorístico (El bosque animado). Ramón Pérez de Ayala escribíó sus cuatro primeras novelas, de carácter autobiográfico, con un mismo protagonista, y posteriormente otra serie de novelas intelectuales en las que lo importante no es la acción sino la reflexión (por ejemplo Belarmino y Apolonio). El autor utiliza los personajes como una representación de caracteres de la sociedad, dejando de lado la trama y la descripción. Gabriel Miró pasó por dos etapas: una primera con gran influencia modernista (Las cerezas del cementerio), y una segunda en la que el autor encuentra su estilo personal, de carácter más lírico (El obispo leproso). Ramón Gómez de la Serna destaca por sus Greguerías, aunque también son importantes sus novelas, con influencia vanguardista (La viuda blanca y negra). En poesía el máximo representante es Juan Ramón Jiménez, aunque también cabe destacar aquí las Greguerías de Gómez de la Serna. El premio nobel definíó su obra como «poesía en sucesión» o una «obra en marcha», y la resumíó en tres antologías: Poesías escogidas, Segunda antología poética y Tercera antología poética, y en sus últimos años establecíó tres etapas para ella: etapa sensitiva, etapa intelectual (a partir de 1916) y etapa suficiente o verdadera (a partir de 1936). La etapa sensitiva se divide a su vez en dos: etapa intimista, envuelta en un sentimiento de tristeza y melancolía, y etapa más acentuadamente modernista, con predominio de lo sensoria (Platero y yo, Laberinto y Estío). En la etapa intelectual cobra importancia la poesía desnuda, expresión de la experiencia sin retórica que viene marcada por la publicación de ‘Diario de un poeta recién casado’ (1916), obra que abre la puerta a las innovaciones vanguardistas. Por último, la etapa suficiente o verdadera con una poesía cada vez más compleja y metafísica que gira en torno a tres temas: la poesía, Dios y la eternidad (Animal de fondo). Las Vanguardias surgen en Europa a principios del S.XX y son movimientos artísticos de ruptura con lo establecido, tanto en lo estético como en el régimen social que lo sustenta. Llegan a España en los años 20 y se caracterizan por la defensa de lo irracional y la total oposición al Realismo; proclamación de la autonomía del arte, liberado de compromiso ideológico, valor moral e incluso de sentimiento; apuesta por el mundo moderno, y busca nuevas formas de expresión artística.El Expresionismo (1905) hace hincapié en la expresión de las emociones interiores en los sentimientos más íntimos del ser humano. Los temas se refieren a la angustia, el miedo, la opresión, el mundo moderno masificado e inhumano. Se caracteriza por el uso de imágenes intensas y violentas y la insistencia en el poder de lo irracional. (El grito, E. Munch). El Futurismo (1909), credo por Marinetti, lanzó una estética que ensalzaba la civilización urbana y las máquinas, las cuales empiezan a ser objeto de poemas. El Dadaísmo (1917), liderado por Tristán Tzara, reivindicaba la negación total, la rebeldía pura, la destrucción del arte tradicional. El Surrealismo (1924), creado por André Bretón, se define en su primer manifiesto como «dictado del pensamiento en ausencia de todo control ejercido por la razón y libre de toda preocupación estética o moral». El lenguaje surrealista no se dirige a nuestra razón, sino que pretende despertar en nosotros sentimientos y reacciones subconscientes. El poema hay que sentirlo, no entenderlo.Las carácterísticas de los movimientos vanguardistas son:

Antirrealismo

;
irracionalismo
,, y un afán de originalidad y experimentación estética. En el Vanguardismo de España tuvo gran importancia Ramón Gómez de la Serna. Su gran creación artística fue la Greguería, que él mismo definía como metáfora + humor, aunque  a veces tenían un carácter más filosófico o poético.. En España, los movimientos vanguardistas más importantes fueron el Ultraísmo y el Creacionismo. El Ultraísmo se formó con elementos futuristas y dadaístas, introduciendo innovaciones en la disposición de los versos. El propósito del Creacionismo no era reflejar o imitar ninguna realidad, sino “crear” una realidad dentro del poema capaz de emocionar al lector. Su máximo representante en España es Gerardo Diego. De todos los vanguardismos, el que dejó una huella más fuerte fue el Surrealismo, por su impacto en los poetas de la Generación del 27.

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