Introducción a Cinco horas con Mario
Cinco horas con Mario fue escrito por Miguel Delibes, nacido en 1920 y donde también murió en 2010. En sus obras se analiza el mundo rural marginado y critica la burguesía urbana despreocupada, utilizando un lenguaje natural, preciso y sobrio.
En la obra de Miguel Delibes se distingue una etapa existencial que va desde 1942 a 1950. Las obras de esta época expresan la conciencia del personaje y su andadura individual; la lucha con el destino y las circunstancias que le rodean.
Más tarde, su obra desemboca en la novela del realismo social (de 1950 a 1960), donde se expresa con objetividad la sociedad española de los años 50 y 60 (recuerdos de la guerra, conflictos colectivos de la sociedad española, conflictos de campo y de ciudad). En estas obras se exige un cambio en la sociedad española del momento.
Argumento
Carmen Sotillo, de 44 años, acaba de perder a su marido, Mario Díez Collado, de 49 años, de forma inesperada.
Carmen, cumpliendo con la tradición, vela el cadáver de su esposo. A solas con él, inicia un monólogo de cinco horas a través del cual el lector descubre las personalidades de ambos personajes, los recuerdos de Carmen de la vida en común con su marido y, fundamentalmente, sus conflictos.
Estructura
En un principio, Miguel Delibes pensó en escribir la novela convirtiendo a Mario en el principal protagonista y narrando la obra en tercera persona (concretamente con un narrador omnisciente). En esta versión, se narraba en tercera persona el conflicto entre Carmen y Mario, vivos, durante su matrimonio.
Con esta técnica, los personajes de Mario y Carmen se desvirtuaban porque ella acumulaba muchos rasgos negativos y él muchos positivos, dando una visión poco verosímil de ambos. El autor consideraba que no todos los pensamientos de ella eran tan malos, ni los de él tan buenos. El propósito del autor era mostrar que en todos hay algo bueno y algo malo.
Por otro lado, narrando la historia en tercera persona, la mentalidad de Mario (intelectual, progresista, católico) expresaba unas opiniones que la censura franquista no permitiría. Fue entonces cuando se le ocurrió matar a Mario y conocerlo a él y a su mujer a través de las palabras de ella, gracias a la técnica del monólogo y, por tanto, con un narrador en primera persona, ya que las palabras de Carmen eran aceptadas por el régimen.
Tras la dedicatoria a su amigo José Jiménez Lozano, la historia se abre con una esquela. Este texto tiene un valor informativo, porque nos informa de que el protagonista ha muerto y su nombre. También nos informa de su edad (49 años), el día y el año (24 de marzo de 1966). También nos presenta el rostro de los personajes de la novela y nos informa de los convencionalismos sociales en los que se mueven los personajes.
A partir de aquí, la novela se divide en tres partes:
- Prólogo: equivale a la introducción.
- 27 capítulos: constituyen el nudo, la parte más extensa.
- Epílogo: el final, el desenlace.
El prólogo y el epílogo tienen en común que ambos están narrados en tercera persona, y los 27 capítulos que forman el monólogo y soliloquio de Carmen Sotillo con el cadáver de su marido, en primera persona.
1. Prólogo
Narrado en tercera persona, con narrador omnisciente.
En el prólogo se realiza una descripción física de la casa mortuoria y del mundo exterior que rodea a Carmen durante el velatorio del difunto, en su propia casa.
2. 27 capítulos
Narrados en primera persona por uno de los personajes, Carmen Sotillo, en forma de monólogo o soliloquio. A través de él, se conoce la personalidad de ella y la de su marido Mario.
Cada capítulo está introducido por una cita bíblica que Mario había subrayado en el Evangelio.
La lectura de cada una de estas citas será el desencadenante del discurso mental de Carmen. Es decir, esas citas le sirven a Carmen para empezar a hablar de cualquier tema o para reprochar algo a su marido. Todo lo que este ha hecho mal, según la opinión de Carmen.
Los versículos constituyen la ironía que aparece en toda la novela, ya que el significado de estos versículos contrasta con la interpretación que Carmen les da.
La ironía aparece cuando Carmen capta solo uno de los sentidos del versículo y lo comenta. O bien se centra solo en alguna palabra del versículo y la comenta, o bien se aprovecha del versículo para echarle en cara una queja, un reproche o una acusación.
De los 27 capítulos, del 1 al 26 se repiten, desde distintos enfoques, las preocupaciones y obsesiones de Carmen. Sin embargo, en el 27, deja de criticar al marido para confesarle el episodio de su casi adulterio con Paco y pedirle perdón.
Según el autor de la obra, todo el soliloquio está construido en función de este último capítulo.
3. Epílogo
En tercera persona, se forma en el diálogo entre Carmen y su hijo mayor. Según el propio Delibes, el epílogo sirve para suavizar el contenido pesimista de la novela.
En la intervención del hijo, se transmite el mensaje de que no son solo buenos los de izquierdas y los de derechas, sino que todos somos buenos y malos, y hay que abrirse al diálogo y comprender a las dos partes. Con la intervención del hijo se abren las puertas de la esperanza y la reconciliación (refiriéndose a la España conservadora y progresista).
De manera que el fracaso de Mario (padre), en su intento de llevar a cabo sus ideales, queda compensado por la esperanza de que su hijo siga luchando por ellos.
No obstante, la madre siguió oponiéndose, sin abandonar sus principios, por lo que el conflicto quedará vigente. La hija mayor abandonó los estudios para formar una familia tradicional.
Temas
El tema de la obra es la incomprensión entre los dos personajes principales, Carmen y Mario, y las consecuencias de insatisfacción de ambos dentro del matrimonio. La incomprensión es por ambas partes; hay una intolerancia y rechazo hacia las ideas del otro.
A través de las desavenencias conyugales de ambos personajes, en la obra hay una transformación ideológica que constituye la crítica de la mentalidad española tradicional y de la pequeña burguesía provinciana, representada por Carmen. Ambos personajes representan las dos Españas enfrentadas en la Guerra Civil: conservadores (Carmen) y progresistas (Mario).
Personajes principales: diferencias de personalidad, ideología y cultura
Mario es un modesto catedrático de instituto en provincias; es honesto, íntegro, intelectual e idealista, con una profunda preocupación social, compasivo y tolerante, y con un deseo importante de hacer justicia, casi quijotesco. Es además un cristiano comprometido con sus ideales progresistas.
Es un periodista polémico y un novelista sin éxito. Representa la España antifranquista y progresista. La familia de Mario también tenía un pensamiento liberal.
Carmen Sotillo “Menchu”
Es una mujer típica de la clase media provinciana: de buena familia venida a menos. Tiene problemas económicos porque su marido no tiene un sueldo alto.
Está cerrada a ideas tradicionales y convicciones religiosas arraigadas. Es bella, de carácter intolerante, con exagerados prejuicios de clase.
Es una mujer de temperamento sensual e inculta. De ideas conservadoras, se preocupa de las apariencias y es materialista. Su familia es conservadora.
Contradicciones de Mario
No obstante, Delibes no retrató personajes sencillos; es decir, no forjó un personaje bueno y otro malo. Por eso, a pesar de que Mario tiene cosas positivas, también es contradictorio en sus ideales y acciones.
Entre los defectos de Mario, resaltan la falta de afecto y valoración hacia su mujer.
Con Carmen actúa de forma machista. Carmen queda reducida a las tradicionales funciones de la mujer en la sociedad (objeto sexual, ama de casa y madre de sus hijos).
Mario no colabora en las tareas del hogar ni en el cuidado de sus hijos, y tampoco hace nada para elevar el nivel cultural de Carmen y romper la incomunicación.
En resumen, las ideas avanzadas de Mario sobre religión y sociedad no son consecuentes con su vida privada. Mario funciona con unas ideas convencionales en la vida privada, también con una carencia de afecto hacia la pareja.
Distintos puntos de vista
Puntos de vista distintos en diferentes temas: sociedad, Guerra Civil, religión y sexualidad.
Sociedad
Carmen entiende que la sociedad ha de ser clasista; siempre tiene que haber pobres y una clase acomodada. Dentro de la clase acomodada, las mujeres de clase bien no deben ir a trabajar ni estudiar, pues los estudios convierten a las mujeres en ‘marimachos’ (ejemplo: su hija).
Mario cree que todos son iguales y tienen los mismos derechos, y cree que se debe denunciar la corrupción y las injusticias de clase.
En cuanto a la educación, Carmen es estricta y Mario, permisivo.
Mario estaba abierto a cualquier idea extranjera, pero Carmen no.
Religión
Respecto a este tema, hay una visión conservadora y otra progresista.
La progresista, representada por Mario, cree en la Iglesia pero ve necesario que se realicen cambios para adaptarse a los nuevos tiempos.
La conservadora, Carmen, cree en la Iglesia pero es una creencia por conveniencia, por el ‘qué dirán’, no porque realmente tenga fe.
Esta posición de Carmen no se muestra tolerante con otras religiones (judíos y protestantes).
Guerra Civil
Carmen defiende el bando nacionalista y Mario, las ideas del bando liberal.
Para Carmen, la Guerra Civil fue una experiencia casi divertida, y para Mario, una tragedia.
Sexualidad
En este tema, quien se muestra más abierta es Carmen; Mario es descrito como un amante rutinario, conservador y machista.
Carmen reclama más afecto y atención a sus sentimientos.
Dentro de este ámbito, destaca el tema del adulterio que preocupa a Carmen, tanto el que quizá realizó Mario con Encarna como el que casi comete ella con Paco Álvarez.
A Carmen lo que más le preocupa es obtener el perdón por el adulterio que casi comete, preocupación que va apareciendo a lo largo de su monólogo y que se concreta en el último capítulo.
Lenguaje de Carmen
Todo el monólogo de Carmen se apoya en la ficción de que Mario puede oírla, de ahí la importancia que tiene la función apelativa del lenguaje (llamarlo).
Se manifiesta en el uso de vocativos (van entre comillas) que a veces son cariñosos y otras, burlescos o peyorativos.
Ejemplos de vocativos: ‘Cariño’, ‘hijo’…
Ejemplos de peyorativos: ‘holgazán’.
Ejemplos de llamadas de atención en imperativo: ‘¡Fíjate!’.
En el uso de exclamaciones y preguntas retóricas: ‘¡Ala, qué horror, eh?’.
Pero donde Delibes muestra un gran dominio del idioma es en el lenguaje coloquial de Carmen. Uso de frases hechas (‘sin ton ni son’), comparaciones fosilizadas (‘más terco que una mula’), uso de refranes (‘cada oveja con su pareja’) y errores gramaticales que dan autenticidad al habla de Carmen, propio del habla de Castilla (laísmos, loísmos, leísmos).
Ejemplo: ‘La (le) agradece las esquelas’, ‘aún les (las) hay’, ‘contarlos (contarles)’.