Claves del Teatro Español y la Novela Hispanoamericana del Siglo XX

El Teatro Español de 1920 a 1939

El teatro tradicional

El teatro tradicional se difunde a través de tres corrientes principales:

  • El drama romántico: Muy declamatorio y ampuloso. Abordó temas históricos o fantásticos intentando rememorar el pasado glorioso español. Destaca Eduardo Marquina (En Flandes se ha puesto el sol).
  • La comedia burguesa: Jacinto Benavente es su máximo cultivador. Se caracteriza por sus ambientes de alta burguesía, aunque no ahonda en las preocupaciones de esta clase social. Su obra más conocida es Los intereses creados.
  • El teatro cómico: Sobresalen Carlos Arniches, quien cultiva el sainete de costumbres populares madrileñas (El santo de la Isidra) y la tragedia grotesca, y Pedro Muñoz Seca, creador del astracán (La venganza de don Mendo).

El teatro renovador

El teatro renovador es minoritario, pero presenta propuestas interesantes:

  • Adrià Gual: Crea el Teatro Íntim y la Escola d’Art Dramàtic.
  • Unamuno: Crea un teatro desnudo de toda retórica y ornamentación escénica, esquemático en la forma y con pocos personajes.
  • Azorín: Luchó por un teatro antirrealista que incluyera lo subconsciente, lo onírico y lo fantástico (Lo invisible).
  • Jacinto Grau: Recupera temas literarios y mitos clásicos y los adapta a la tragedia (El señor de Pigmalión).

La renovación definitiva: Valle-Inclán y Lorca

La renovación realmente significativa estará representada por Valle-Inclán y Federico García Lorca.

Valle-Inclán arranca su producción teatral en dramas decadentes para continuar con el «teatro en libertad». Empieza con los dramas del ciclo mítico y sigue con las farsas. Los míticos son obras de ambiente gallego atemporal, regido por fuerzas primarias. En las farsas, incluye personajes disfrazados, introduce técnicas cinematográficas y hace parodias (La reina castiza). El siguiente paso es el esperpento (deformación grotesca de la realidad), cuya obra cumbre es Luces de bohemia.

Lorca impulsa el «teatro total», donde importa la poetización del lenguaje y los recursos escénicos visuales, acústicos y escenográficos. Es muy vanguardista y creó una compañía de teatro universitario, La Barraca. Su teatro está presidido por la constante lucha entre autoridad y libertad. Su obra se clasifica en tres bloques: el de las farsas (La zapatera prodigiosa), el surrealista (El público) y las tragedias (Bodas de sangre).

Teatro durante la Guerra Civil

Durante la Guerra Civil continúan las líneas dramáticas anteriores: sainetes con Arniches, comedia burguesa con Benavente, teatro poético con Alberti y un drama testimonial de la época con Manuel Azaña.

La Novela y el Cuento Hispanoamericano en el Siglo XX

De la nueva novela al Postboom

El regionalismo de los años 20 y 30, más preocupado por el mensaje literario que por cuestiones estéticas, comenzaba a agotarse. Surge una nueva concepción de la realidad que ponía en duda la capacidad del hombre para entender el mundo por medio de la observación y la razón. Escritores como Dos Passos y Proust favorecerán el nacimiento de la llamada nueva novela.

Esta nueva novela supondrá la aparición del nuevo mundo urbano y la atención a los problemas humanos, del mismo modo que lo local irá dejando paso poco a poco a los temas y símbolos de alcance universal. Aunque la característica más importante es la incorporación de elementos fantásticos y maravillosos, como la poetización de la realidad y la naturalización narrativa de lo maravilloso.

Temáticas y técnicas narrativas

La temática de estas novelas es muy variada, pero destacan:

  • El compromiso con el ser humano: De aquí derivan novelas existenciales en las que predomina la soledad, la incomunicación, la pérdida del sentido de la vida, la muerte y los personajes en conflicto con su entorno.
  • El compromiso con la historia convulsa del continente: De este derivan las novelas sociales, en las que destacan las «novelas de dictador».
  • El humor y el erotismo.

Las innovaciones afectarán al discurso y a las técnicas narrativas. La más evidente es la ruptura de la estructura tradicional de la novela. Destacaremos la ruptura con la linealidad temporal, la introducción de un tiempo subjetivo y la combinación de voces narrativas y puntos de vista diferentes. Otra constante es la preocupación por el lenguaje, por el poder de sugerencia y el ritmo de la prosa. Los autores experimentan con el lenguaje, rescatan lo coloquial para verificar el relato y, en ocasiones, tal es el caso de Carpentier, desembocan en el barroquismo descriptivo.

Pioneros y corrientes

Es difícil hacer una cronología exacta de la nueva novela, pero suele señalarse a tres autores como aquellos que abrirán el camino a la nueva narrativa:

  • El guatemalteco Miguel Ángel Asturias (El señor presidente).
  • El cubano Alejo Carpentier (El reino de este mundo).
  • El argentino Jorge Luis Borges (Ficciones y El Aleph).

La obra de estos nuevos autores revelaba dos tendencias principales: el realismo mágico de Asturias, Carpentier o Rulfo, y el realismo fantástico de Borges. Lo que distinguirá ambas corrientes es el modo de incorporar elementos fantásticos y reales en la narración. En la primera, ambos mundos (el real y el fantástico) conviven en el discurso narrativo sin extrañeza, mientras que en la segunda, los dos mundos resultan irreconciliables y la realidad se vuelve incomprensible y caótica. No siempre es fácil ubicar las obras en una u otra corriente.

El Boom de la novela hispanoamericana (Años 60)

En los años 60 se produce el Boom de la novela hispanoamericana. Se trata de un período de máximo esplendor de esta narrativa y supone la integración definitiva de lo fantástico y lo real. Una causa significativa de este Boom es, en el ámbito editorial, el respaldo por parte de editoriales españolas, francesas y latinoamericanas. Otro motivo fue la cantidad de novelas magistrales que se publicaron en poco tiempo, tales como Rayuela (Cortázar, 1963) o Cien años de soledad (García Márquez, 1967). Son estas novelas las que despertarán el interés de Europa y del mundo en general hacia la narrativa hispanoamericana. De todas ellas, quizás sea Cien años de soledad la que ha alcanzado mayor visibilidad internacional. La obra está considerada como el culmen del realismo mágico.

El Postboom (Años 70 y 80)

A mediados de la década de los 70 se observa en la literatura hispanoamericana un cambio de rumbo que predominará durante los 80. Esta nueva tendencia será conocida como el Postboom. En líneas generales, se observa una mayor confianza en la capacidad del ser humano para concebir la realidad y en el lenguaje para contarla. Aparecen la presencia de vivencias cotidianas, la recuperación del realismo, el auge de la literatura testimonial y de la narrativa femenina.

En cuanto a la temática, destaca la denuncia social, ideológica o política. El exilio interior y exterior fue también motivo inspirador de muchos autores. Destaca el aumento de las novelas de tema histórico que pretenden construir un discurso distanciado con respecto a la historiografía oficial. Otra característica novedosa es la incorporación en la novela de la cultura popular, las drogas y el sexo. La recuperación del tema del amor, el mundo de los sentimientos y el erotismo es representativo tanto de autores nuevos como de algunos consagrados. Por último, cabe destacar el humor.

En lo que se refiere a las técnicas narrativas, hay que destacar dos tendencias principales:

  • La primera está representada por novelas realistas, de fácil lectura, con predominio de la trama, preferencia por la linealidad temporal y ausencia de discursos metaficcionales.
  • La segunda tendencia se caracteriza por la exacerbación de la experimentación, la ausencia de trama argumental, la presencia de metaficción y una gran preocupación por la elaboración del lenguaje.

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