Correr el cárabo

El Azarías: Es una de las figuras más completas de toda la novelística de Delibes.
Aunque su presencia es constante en la novela, en los libros primero, tercero, quinto y sexto, a través de repeticiones y variaciones, se nos ofrecen los detalles de su perfil humano. El Azarías posee tres carácterísticas esenciales:o   Es “inocente”, es decir, retrasado mental, circunstancia que condiciona su conducta.O   Es viejo, “para San Eutiquio sesenta y un años”.O   Es, por tanto, un hipermarginado entre los habitantes pobres de los cortijos, una persona a la que los amos mantienen por caridad.
Estos tres aspectos se manifiestan repetidamente:
a)      En sus rasgos físicos (prosopografía), entre los que destacan:
·         La pobreza extrema (lleva pantalones remendados por las corvas, la bragueta sin botones, anda descalzo, etc.)·         Cierta animalización: mascaba salivilla, rutaba, arruaba (como el jabalí).·         La suciedad: se orinaba las manos para que no se le agrietasen, tenía piojos que pasaba a la Niña Chica; la Régula le compró camisetas para que se cambiase de ropa y él se ponía una encima de otra; recogía escíbalos para abonar los geranios; pero lo peor eran sus “desahogos”: hacía sus necesidades en cualquier parte.·         Los excesos que cometía: él llamaba “perezosa” a un empacho por exceso en la comida; abonaba en exceso los geranios.
b)      En los rasgos de su carácter (etopeya), que denotan:
         Una conducta instintiva y mecánica. En el cortijo de La Jara hacía todos los días lo mismo: lustraba el automóvil del señorito, quitaba los tapones de las válvulas de los automóviles de los invitados, cuidaba de los cinco perros del cortijo, soltaba los pavos al encinar, rascaba los aseladeros, regaba los geranios y el sauce, adecentaba el tabuco del búho, desplumaba la caza, se orinaba las manos, contaba los tapones de las válvulas, cuidaba del Gran Duque e iba con esta milana a correr el cárabo.
·         Ignorancia. Reiteradamente, le recrimina a Régula con una frase hecha que los niños vayan a la escuela (“luego no te sirven ni para finos ni para bastos”). El recuento de los tapones de las válvulas o de las panochas denota también su ignorancia
·         Perturbación psíquica. Sufre alucinaciones en las que ve a su hermano muerto Ireneo en el Cielo enmarcado en un escapulario. Cree que “Franco lo mandó al Cielo”.Todos estos rasgos le suponen la marginación en ambos cortijos. Del primero es expulsado. En el segundo es “un engorro”, pero su presencia es soportada por el cuidado de su familia, por la determinación de Régula, que no quiere llevarlo a un asilo, y por la comprensión de la señorita Míriam hacia élSin embargo, el Azarías demuestra, más que otros personajes, primarios sentimientos humanos-    El miedo: Las escenas en que sale a correr el cárabo, animal que “ejercía sobre el Azarías la extraña fascinación del abismo, una suerte de atracción enervada por el pánico”, son de las más conseguidas de Delibes en cuanto a la plasmación de la experiencia del miedo, tan habitual en sus cuentos y novelas. Cuando Azarías domina al cárabo, el personaje queda preso de un extraño placer.-       La ternura: El Azarías percibe instintivamente la desatención de que es objeto por parte de sus semejantes. Por ello se refugia en la naturaleza y se aferra a las milanas, la única compañía que no le demuestra burla, distancia o recelo.”Las milanas: Las milanas forman parte sustancial de la vida de Azarías y son objeto de su absoluta dedicación y cuidado, se constituyen en verdaderos personajes. Delibes las conocía bien puesto que era experto ornitólogo.Para otros personajes son carroña mientras que para Azarías valen más que cualquier ser humano. En ellas halla el Azarías posibilidad de comunicación (al llamarlas él, los animales contestan rápidamente). Respecto a ellas experimenta también el Azarías el sentimiento de tristeza por la muerte: entierra al Gran Duque como si se tratara de un ser humano (personificación). Otra prueba es el crimen final: la grajeta tiene para él tanto valor que es capaz de matar a una persona por ella. Azarías no mata al señorito porque considere que es un opresor sino porque en su concepción de la vida la milana vale para él más que un hombre. Desde su perspectiva, el crimen es una sublimación de la ternura. Delibes consigue reunir extraordinariamente en la ternura del Azarías las milanas y a la Niña Chica. La animalización del personaje y la personificación de los animales se funden en el cariño de Azarías, en sus gestos y en su lenguaje: los confunde en su corazón, mientras “babea, repitiendo: “milana bonita”.Paco, el Bajo: Por un lado representa el modo de vida de los sirvientes del cortijo, por otro posee rasgos peculiares, individuales.El rasgo de su conducta que más destaca es la sumisión. Asume de forma natural su condición de siervo. Acepta la humillación que supone el aislamiento de estar cinco años en la Raya de la de Abendújar; acepta que su hija, la Nieves, vaya a servir a casa del Périto; se ilusiona con su cargo de “secretario”, con todo lo que ello conlleva: aptitud para la carga y la cobra, pero también obligación de adular al señorito. Su dependencia del amo es enorme:Posee aptitudes que manifiestan “sabiduría e ingenio”. Posee olfato prodigioso para la caza, algo que admiran el señorito y sus invitados y que le permite obtener ventajas al cobrar. Conoce el comportamiento de los animales, todos le consultan al respecto en la faena de la caza. Cuando replica al alfabetizador, señorito Lucas, manifiesta cierto ingenio.Comparte la pasión por la caza del señorito Iván: El señorito Iván: Presenta una serie de rasgos negativos que lo convierten en un personaje monolítico, sin un rasgo de bondad. En primer lugar, asume totalmente su condición de amo y no permite que nada pueda limitarla. Esta mentalidad le llevaA mantener en todo momento la jerarquía. Manifiesta una total ausencia de conciencia social hacia los humildes. Por ello le molesta tanto el Concilio (se refiere en el texto al Vaticano II) “que los malmete”. Otro de sus rasgos negativos es la vanidad: deseaba destacar por encima de los demás (muy evidente en escenas de caza); ello le llevaba a adoptar una actitud insultante y de desprecio no sólo a sus siervos, sino también hacia sus invitados (continuamente los motejaba de maricón)Manifiesta una pasión incontrolada por la caza,Finalmente destaca su conducta cínica. En su condición de amo se permite galantear con doña Purita de manera natural, sin sobresaltos, como si tuviera derecho de uso sobre la esposa de su hombre de confianza. Se la arrebata a don Pedro y cuando, al regresar sin ella, contempla las tribulaciones del marido burlado, demuestra un cinismo sin límites: “… Tu frente está lisa como la palma de la mano”, afirma aún cuando sea evidente lo contrario.
Personajes de segundo plano
Este grupo posee menor importancia en el desarrollo de la intriga. Lo integran la familia de Paco: la Régula, la Niña Chica, el Quirce, el Rogelio y la Nieves; la familia del señorito Iván: la señora marquesa, la señorita Míriam; y los encargados del Cortijo: don Pedro, el Périto y su esposa doña Purita.
Don Pedro vive preso de celos y de impotencia; la señorita Míriam representa la conciencia social entre los acomodados y el Quirce es símbolo de la insumisión de los humildes.Entre los siervos, la Régula significa la determinación en el amor al prójimo (“ae, mientras yo viva, un hijo de mi madre no morirá en un asilo”) y la disposición para el servicio.La Niña Chica es uno de los personajes más conseguidos. Su “inocencia” consiste en una subnormalidad profunda patente en sus rasgos físicos Es muda y se ensucia con frecuencia. Constituye la imagen más impresionante de la degradación. Quizá lo más sobrecogedor de ella es “su berrido lastimero”.
El Rogelio se ocupa del tractor y comprende su mecánica como nadie. También se ocupa de su tío, el Azarías. En él hallamos interés por el progreso y sentimientos de afecto por los necesitados.
Entre los amos, la señora Marquesa mantiene una actitud de aparente protección a los humildes, aunque en realidad demuestra ante ellos su posición social.Doña Purita es un ejemplo de frivolidad: su deseo de conquistar al señorito Iván, la actitud desafiante e irrespetuosa hacia su marido don Pedro, etc.

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