División de bodas de sangre

I. CONTEXTO LITERARIO (En el primer tercio del Siglo XX, el teatro español es galardonado con la concesión del Nobel de Literatura a José Echegaray (1904), autor de dramas posrománticos, y a Jacinto Benavente (1920).) El panorama del teatro español en el primer tercio del Siglo XX se articula en torno a dos tendencias: –    Por un lado, un teatro que triunfa porque goza del favor de un público burgués: la comedia burgusa, el “teatro poético” y el teatro cómico. –                Por otro, el teatro que pretende renovar la escena española, cuyas figuras cumbres son Valle-Inclán y García Lorca. 1. El teatro que triunfa en los escenarios: el teatro comercial En la cartelera de la escena española triunfaban obras cuyo objetivo principal era el entretenimiento de la burguésía, que era el público habitual en el teatro. Se trata de obras de corte tradicional que no plantean conflictos trascendentales. Dentro de este teatro comercial  distinguimos: 1.1.            La comedia burguesa o de salón, heredera de la línea de “Alta comedia” que imperaba a finales del Siglo XIX, caracterizada por escenificar de forma amable los modos de vida de la alta burguésía de la época. Su autor más exitoso es el Premio Nobel Jacinto Benavente y su obra más representativa, Los intereses creados, donde se recuperan personajes arquetípicos de la comedia clásica, como la pareja amo-criado gracioso. 1.2.      El “teatro poético” en verso, de estética modernista pero tradicionalista. Rescata mitos nacionales propuestos como modales de conducta. Destacan autores como Eduardo Marquina (Las hijas del Cid) o los hermanos Machado. 1.3.                El teatro cómico, representado por el sainete y la comedia costumbrista, géneros que retratan costumbres y tipos populares desde un punto de vista convencional. Sus autores principales son los hermanos Álvarez Quintero (Las de Caín), Pedro Muñoz Seca, creador del “astracán”, género que exagera y deforma con el fin de hacer reír.(La venganza de don Mendo) y Carlos Arniches (El santo de la Isidra). Arniches fue ganando en profundidad humana y dramática con sus “tragicomedias grotescas” (La señorita de TréVélez). 2. El teatro que pretende innovar: el teatro renovador Frente al teatro que triunfa en los escenarios españoles hay una serie de obras que pretenden renovar el panorama teatral pero que no tienen nada de éxito por falta de un público receptor adecuado, por lo que quedan reducidas a un ámbito de lectura. Se trata, generalmente, de un teatro de ideas o de diálogos sin acción. Miguel de Unamuno (Fedra) o “Azorín” (Lo invisible) son dos de los autores que se proponen sin éxito esta innovación teatral. Además, durante la II República y la Guerra Civil destacan dramaturgos como Alejandro Casona y Max Aub, junto al “teatro de urgencia” del bando republicano: un teatro de agitación y propaganda republicana. Serán Valle-Inclán y García Lorca los dramaturgos que sí consigan la renovación teatral. Ambos están considerados como los clásicos contemporáneos del teatro español, los renovadores de la escena en el primer tercio del Siglo XX, aunque muchas de sus obras no son representadas en el momento en que se escriben. 2. 1. Ramón María del Valle-Inclán (1866-1936) Hemos de destacar de Valle-Inclán, en primer lugar, su singularísima personalidad, que plasmará en su obra. En cuanto a su producción literaria es variada: novelas, cuentos, teatro y poesía. Nos centraremos en su teatro, profundamente audaz. Los inicios teatrales de Valle adoptan una técnica modernista, que posteriormente evoluciona para dar origen a las llamadas Comedias bárbaras hasta desembocar en el esperpento.  Su evolución es la siguiente: –                Ciclo de las Comedias bárbaras: Ágüila de blasón, Romance de lobos y Cara de plata, de ambiente rural gallego, cuyo personaje principal es un hidalgo tirano, que simboliza el mundo heroico en descomposición. Con estas obras comienza ya a plantearse el problema de un teatro social, meta del esperpento. –              1920 es un año decisivo en Valle. De esta fecha datan obras con una mayor preocupación por la realidad político-social como Divinas palabras y Luces de bohemia, primer esperpento. Luces de bohemia constituye una crítica contra la sociedad española de su época bajo una caricatura grotesca. “Esperpento” es una voz del habla popular que designa lo feo, lo deforme, lo ridículo, lo llamativo que se escapa de la norma hacia lo grotesco o monstruoso. Es la forma de queja social y política de Valle-Inclán (muestra cómo se ataca al vulnerable y se critica el poder abusivo e injusto); constituye una nueva forma de mirar la vida desde la literatura (deformando la realidad, con una mueca desengañada y amarga, como la deformación en los espejos cóncavos y convexos del callejón del Gato). A partir de Luces de bohemia toda la obra de Valle-Inclán estará impregnada de esperpentismo. Así, bajo el título Martes de Carnaval recogíó en 1930 tres esperpentos: Los cuernos de don Friolera (versión paródica del Otelo), Las galas del difunto (parodia del don Juan Tenorio) y La hija del capitán (parodia la Dictadura de Primo de Rivera, tomando como referente el crimen del Capitán Sánchez, hecho histórico que conmociónó a la España del momento). En lo relativo a la significación de Valle-Inclán como autor teatral, durante mucho tiempo se pensó que sus obras teatrales eran novelas dialogadas y, por tanto, no adecuadas para la representación en los escenarios. Esto fue debido a que hizo un “teatro en libertad” que no fue entendido y se le condenó a ser un autor para la lectura (de ahí sus geniales acotaciones, tan literarias como los propios diálogos). Al cabo de los años se le redescubre y se le considera un verdadero vanguardista que se anticipa a las nuevas tendencias del teatro mundial. 2.2. Federico García Lorca (1898-1936) Es el otro gran renovador de la escena española y uno de los autores más internacionalmente conocido. En ello ha influido, además de su excepcional obra como poeta y dramaturgo, su absurda y dramática muerte los primeros días de la Guerra Civil, que lo convirtió en emblema de la tragedia colectiva española. De su personalidad destaca, por un lado, su vitalidad, y por otro, el dolor de vivir. Por esto en su obra aparece junto con la gracia, la frustración o el destino, temas centrales, sobre los que giran gran parte de su teatro. La evolución de su obra dramática es la siguiente: En 1925 escribe el drama histórico Mariana Pineda, sobre la heroína ajusticiada en Granada por bordar una bandera liberal en 1831. Posteriormente, las farsas La zapatera prodigiosa, el Amor de Perlimpín con Belisa en su jardín y el Retablillo de don Cristóbal. Continúa con una experiencia vanguardista, fuertemente influenciado por el Surrealismo, junto con una grave crisis personal derivada de su homosexualidad. De esta época son El público y Así que pasen cinco años, obras en las que se refleja su mundo íntimo y por ello son tremendamente audaces para la época por lo que no se representaron en su momento. (No se representaron y no fueron aplaudidas hasta los años 80). Tras la experiencia vanguardista, Lorca da un giro decisivo hacia un camino propio, en  el que aunará rigor estético y alcance popular. Son los años de “La Barrraca”, compañía teatral universitaria ambulante creada por él en 1931, tiempo en el que declara su orientación social. En este camino encontrará la plenitud teatral, a la vez que un extraordinario éxito de público. A esta etapa corresponden: –              dos tragedias: Bodas de sangre y La casa de Bernarda Alba; –      dos dramas: Yerma y Doña Rosita la soltera; Bodas de sangre (1933) trata una pasión que desborda las barreras sociales y morales, y que desembocará en muerte. Representa la quintaesencia de Andalucía, pero transmite valores universales. Mezcla verso y prosa. Tuvo un éxito clamoroso. Yerma (1934) simboliza el drama de la mujer estéril que anhela ser madre. Doña Rosita la soltera o El lenguaje de las flores (1935) retrata el drama sobre la espera del amor. Ahora tenemos como protagonista a una mujer burguesa, urbana, que ve marchitarse como las flores y condenarse a la esterilidad y a la frustración. En esta obra se combina magistralmente la tristeza de la situación con lo ridículo. La casa de Bernarda Alba supone la culminación del teatro de García Lorca. La obra retrata la exagerada costumbre del luto de la época: Bernarda impone una larga y rigurosa reclusión a sus cinco hijas, tras la muerte del marido y padre. Esta situación se hará insoportable y surgirá el conflicto. En cuanto a la significación del teatro lorquiano, sus dramas y comedias son de alcance universal y siguen teniendo plena vigencia, por lo que se le considera una de las cumbres del teatro español. (Por último, hacemos una referencia al teatro del absurdo) 3.             El teatro del absurdo: Miguel Mihura y Enrique Jardiel Poncela Miguel Mihura y Enrique Jardiel Poncela son las figuras reséñables del teatro del absurdo, heredero del género del humor que triunfaba en los escenarios. Las primeras obras de estos autores se escriben en los años 30 (Tres sombreros de copa (1932) de Mihura o Angelina o El honor del brigadier de Jardiel Poncela), aunque desarrollarán la mayor parte de su dramaturgia en los años 40 y 50

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