Evolución de la Novela Española: Posguerra, Realismo Social y Renovación

Introducción

La guerra civil española supuso una gran ruptura e interrupción de las corrientes literarias anteriores. Tras el conflicto, la literatura sufrió muchos problemas debido al exilio, la muerte y otras circunstancias adversas de muchos autores. El nuevo modelo político y su censura hicieron que las corrientes anteriores a la guerra civil perdiesen sentido. Los autores tomaron como maestro a Pío Baroja. La novela de posguerra se inició con La familia de Pascual Duarte de Cela, que fomentó la aparición de nuevos géneros como:

La Novela Existencial (Años 40)

Es una nueva corriente que surge tras la guerra, un nuevo género literario que defiende las nuevas circunstancias políticas del país y los valores tradicionales, y que justifica la guerra civil. A partir de esta, surge la novela existencial, iniciada con La familia de Pascual Duarte, que retrata un mundo y unos personajes dominados por la violencia y la miseria. Otras obras importantes fueron Nada de Carmen Laforet y La sombra del ciprés es alargada de Miguel Delibes.

Características de la Novela Existencial

  • No se pueden caracterizar como novelas sociales, ya que, debido a la gran censura de la época, tratan el malestar social en casos personales y no colectivos.
  • Temáticamente, giran en torno a la difícil existencia de personajes que viven en situaciones extremas causadas por la sociedad de los años 40: la pobreza, la incultura, la violencia, etc.
  • Ninguna será considerada una crítica o denuncia social debido a los factores recientemente citados.

En estas obras:

  1. Hay una gran desorientación cultural: Se prohíben las novelas sociales de preguerra y las obras de los exiliados. Solo Baroja sirve de ejemplo.
  2. Destacan las fechas de 1942, que inicia el arranque del género con La familia de Pascual Duarte de C. J. Cela, y 1945 con la obra Nada de Carmen Laforet. Puede añadirse 1947 con la obra de Miguel Delibes La sombra del ciprés es alargada.
  3. Las características más importantes de estas novelas son el reflejo amargo de la vida cotidiana (enajenación, desencanto, violencia, etc.), propias del existencialismo, y los personajes marginales, angustiados, desorientados, que viven en situación de tensión, cuya causa, aunque no aparece explícita, es la guerra civil.
  4. Los autores principales son los novelistas que han vivido la guerra civil como adultos: Cela, Carmen Laforet y Miguel Delibes.
  5. Las novedades en técnicas y lenguaje son escasas. Los autores siguen las formas tradicionales de narración cronológica lineal, narrador en tercera persona y ausencia de saltos temporales. Estas novelas se caracterizan por la sencillez, y en algunas hay una reducción espacio-temporal.

La Novela Social (1950-1960)

Antecedentes

Los temas sociales y la realidad española ya fueron tratados por la Generación del 98 y del 27. En los años 30, surgió una novela social y política interrumpida por la guerra civil, cuyos autores principales eran J. Arderius, C. M. Arconada y Ramón J. Sender, que defendían que los escritores no pueden ser indiferentes a los conflictos ni a las luchas sociales.

Realismo Social

En la década de los 50, la censura se relajó, lo que permitió la aparición de novelas en las que la denuncia de la pobreza y la injusticia son temas predominantes. A esta tendencia se le llamó «novela social». Uno de los teóricos europeos fue Jean-Paul Sartre, que se alejaba del realismo del siglo XIX, en el que solo se reflejaba la sociedad, e, influido por el marxismo, opinaba que la literatura debía tratar de transformar la sociedad y usarse como un arma más para combatir la injusticia. En España, uno de los teóricos de esta corriente fue Alfonso Sastre, que proponía una oposición al régimen franquista.

Desarrollo de la Novela Social

Empezó con la novela existencial La colmena y se extendió desde 1951 hasta 1962, cuando apareció Tiempo de silencio. Se puede considerar precursores de la novela social a Miguel Delibes (El camino, 1950), Luis Romero (La noria, 1951) y Cela (La colmena, 1951).

Algunos autores importantes de este género son:

  • Ignacio Aldecoa: El fulgor y la sangre (1954), que trata sobre la muerte de un guardia civil desde el punto de vista de la víctima; Con el viento solano (1956), que trata la muerte de un guardia civil desde el punto de vista del asesino; y Gran sol (1957), que trata sobre la vida de los pescadores.
  • Rafael Sánchez Ferlosio: El Jarama (1956), que retrata a un grupo de jóvenes en un día de fiesta en el Jarama.
  • Carmen Martín Gaite: Entre visillos (1957).
  • Jesús Fernández Santos: Los bravos (1954).
  • Ana María Matute: Fiesta al Noroeste (1953) y Primera memoria (1960).
  • Alfonso Grosso: La zanja (1961).

Todos estos autores presentan rasgos comunes, como la solidaridad con los humildes y oprimidos, el inconformismo y el deseo de cambios sociales, y el compromiso ante la injusticia social, hechos que se deben denunciar. Dentro del realismo, hay dos vertientes:

  • El objetivismo: Testimonio sin aparente intervención del autor, que se limita a recoger la pura conducta externa de individuos o grupos y a recoger sus palabras, sin comentarios ni interpretaciones.
  • El realismo crítico: Denuncia las desigualdades e injusticias sociales desde posiciones críticas, comentándolas e interpretando los hechos.

Temas de la Novela Social

Se produce un desplazamiento de lo individual a lo colectivo, a la España de la época. Los temas principales son:

  • La dura vida del campo: en obras como Los bravos o El fulgor y la sangre.
  • El mundo del trabajo y las relaciones laborales: como en La mina.
  • Los jóvenes empleados: en la obra El Jarama.
  • La burguesía: preferentemente de la juventud desocupada, abúlica, que interesa a novelistas como Juan Goytisolo.
  • La guerra civil: con una presencia constante que presenta los lamentables efectos de la contienda en niños y adolescentes, como en Primera memoria de Ana María Matute.

Técnicas y Estilo

Entre las técnicas y el estilo de la novela social, destacan:

  • Las preocupaciones por la estética son mínimas: se antepone el contenido a la forma y se exige que lo escrito se entienda, sin que los recursos estéticos enturbien el contenido. El lenguaje, por tanto, es desnudo, directo y sencillo.
  • El contenido es más importante que la forma: la estructura del relato suele ser aparentemente sencilla, se prefiere la narración lineal. Desnudez y concisión en las descripciones.
  • Reducción espacial y temporal de las obras: duran uno o dos días o menos, lo que obliga al autor a una laboriosa concentración.
  • Se prefiere el personaje colectivo y el personaje representativo o síntesis de una clase social o grupo, rechazando la novela psicológica.
  • Técnicas derivadas del objetivismo, como la desaparición del autor, que no comenta nada.
  • Los diálogos son abundantes y, gracias a ellos, conocemos a los personajes y también su manera de hablar, ya que recogen el habla viva de campesinos, obreros y burgueses.

La Novela Estructural (1962-1975)

A partir de los años 60, los autores españoles buscaron nuevas fórmulas, surgiendo la llamada novela estructural, que se inicia con la obra Tiempo de silencio de Luis Martín Santos en 1962, hasta 1975, año en que aparece la obra de Eduardo Mendoza La verdad sobre el caso Savolta. Para ello, los autores se fijaron en los novelistas europeos y americanos como Proust, Kafka, Joyce, Faulkner, etc. Las causas de este cambio se debieron a:

  1. El cansancio del realismo social dominante, porque simplificaba la realidad en buenos y malos, teniendo excesivo peso político y pobreza artística y técnica.
  2. La publicación en 1962 de Tiempo de silencio de Luis Martín Santos, que demostró que se podía hacer una novela crítica y, a la vez, que fuese innovadora.
  3. El conocimiento de la nueva novela hispanoamericana (García Márquez, Vargas Llosa, Julio Cortázar, etc.), que enseñan a los novelistas españoles dos importantes lecciones:
    1. Que puede hacerse una novela crítica y de alta calidad artística.
    2. Que la realidad puede tratarse de manera no exclusivamente realista.

Como consecuencia de esto, los novelistas españoles abrieron sus ojos a los autores y tendencias del siglo XX, tanto en España como fuera, que trataban de hacer una novela apartada de la tradición realista. Algunos de los autores más importantes renovadores fueron:

  • Franz Kafka: La metamorfosis (1913) usó la fantasía para reflejar un mundo dominado por el malestar existencial.
  • Marcel Proust (En busca del tiempo perdido), James Joyce (Ulises) y Thomas Mann (La montaña mágica), que habían incluido en sus novelas nuevas formas de narrar mediante saltos temporales, estructuras circulares, etc.
  • La generación perdida norteamericana: que ofrecieron en sus novelas una visión negativa y desengañada de la vida en EE. UU., como Hemingway.
  • El Nouveau Roman francés de la década de los 50, que pretende hacer una novela en la que se rechaza la importancia del argumento, de los personajes o de la intención social.

Nuevos Procedimientos Narrativos de la Novela Experimental

En los nuevos procedimientos narrativos de la novela experimental, encontramos características como:

  1. Frente al autor omnisciente, se prefiere su desaparición, que se limite a presentar los hechos.
  2. Los sucesos se pueden narrar desde dos puntos de vista: el único, que enfoca la historia desde un solo personaje, y el múltiple, que lo hace desde diversos personajes.
  3. El argumento queda muchas veces en un segundo plano, y la anécdota realista es lo más importante.
  4. La estructura externa se modifica: el capítulo desaparece, dando paso a la ordenación en secuencias, separadas por espacios en blanco sin numerar.
  5. También se modifica la estructura interna, siendo las técnicas más importantes el contrapunto, que presenta varias historias que se combinan, y la calidoscopia, con la que conocemos personajes y anécdotas.
  6. La forma de estructuración del tiempo, destacando el desorden cronológico con sus saltos posteriores o anteriores, haciendo difícil la comprensión del tiempo.
  7. La ausencia de desenlace, dejando la novela abierta.
  8. Personajes: el protagonista de las novelas está en conflicto con su entorno y consigo mismo.
  9. Los diálogos y monólogos se encuentran reducidos a favor de procedimientos como el estilo indirecto y el monólogo interior, que nos introducen en el pensamiento de los personajes.
  10. Las personas de la narración: su elección tiene relación con el punto de vista adoptado, combinando con máxima libertad los tres tipos de personas narrativas, que pueden aparecer incluso mezcladas.
  11. En cuanto a la estética, la renovación fue muy importante, ya que desaparecieron las fronteras entre prosa y verso, pudiendo hablar de un lenguaje experimental, que presenta frases de gran extensión, ausencia de signos de puntuación, digresiones, fragmentos no literarios, mezcla de registros cultos, cultismos, barroquismo, etc.

Los autores más significativos fueron Juan Marsé, Juan Goytisolo, Juan Benet, Luis Martín Santos, Miguel Delibes y Camilo José Cela.

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