El Movimiento Modernista en la Literatura
El Modernismo, cuyo desarrollo abarca desde 1885 hasta 1915, se define como un movimiento literario de carácter esteticista y escapista. Sin embargo, también puede interpretarse, de acuerdo con Juan Ramón Jiménez, como una época y una actitud. En todo caso, es un movimiento de ruptura con la estética vigente hasta el momento.
Orígenes y Contexto
Nace del profundo desacuerdo con las formas de vida de la civilización burguesa, que se manifiesta a través de una clara rebeldía política, de un aislamiento aristocrático y del refinamiento estético. Esta actitud inconformista fructifica en conductas asociales y amorales conocidas como dandismo y bohemia.
Temas Principales del Modernismo
Los temas que tratan se sintetizan en dos líneas fundamentales:
- La exterioridad sensible: lo legendario, lo pagano, lo exótico, lo cosmopolita.
- La intimidad del poeta: vitalismo, sensualidad, melancolía, angustia.
Las líneas temáticas pueden resumirse en cinco puntos concretos:
- La desazón característica del Romanticismo: comparten rasgos como el malestar, el rechazo a una sociedad que no da cabida a la poesía, la sensación de desarraigo o la soledad. Reflejan una crisis espiritual que exalta las pasiones y lo irracional, el misterio, la fantasía o los sueños. Su poesía se tiñe de melancolía, a veces angustia; manifiesta una profunda tristeza, incluso tedio. De ahí que sea constante la presencia de lo otoñal, lo crepuscular, la noche, porque revelan el malestar romántico del disgusto que provoca el mundo en el que viven.
- El escapismo: la evasión del mundo por los caminos del ensueño. La huida se produce tanto en el espacio, ambientando sus obras con el exotismo oriental, por ejemplo; como en el tiempo. De hecho, se refugian en la Edad Media, el Renacimiento o en el mundo grecolatino. La mitología clásica les atrae por su brillantez y su sensualidad pagana.
- El cosmopolitismo: se concreta en su devoción por París. Responde a su necesidad de evasión, a su anhelo por lo nuevo, por lo aristocrático.
- El tema del amor: evidencia la idealización del sentimiento amoroso y de la mujer. También pueden reflejar la melancolía en cuanto presentan el amor imposible. El erotismo, en ocasiones desenfrenado, refleja el desahogo vitalista y, a la vez, una actitud asocial y amoral.
- Americanismo: en la búsqueda de las raíces de una personalidad colectiva y autóctona, pero también panhispanismo por un sentimiento de solidaridad entre los pueblos hispánicos frente a los Estados Unidos.
El Estilo Modernista
El estilo modernista parte de un esteticismo consciente, ya que entienden el arte como supremo absoluto y la belleza como su máximo ideal. Su quehacer poético supone, por tanto, la exaltación de la imaginación creativa y de la fantasía, y para ello han de llevar a cabo una radical renovación de la prosa y la poesía a través de un prodigioso manejo del idioma, del enriquecimiento del lenguaje poético. Los recursos estilísticos se ponen, entonces, a su servicio.
- Plano fónico: emplean la aliteración, el simbolismo fonético y la armonía imitativa.
- Plano léxico: cultismos, extranjerismos, arcaísmos, neologismos, profusa adjetivación.
- Plano semántico: sinestesias, símbolos (son identificativos el cisne, el pavo real, la rosa) y metáforas.
La métrica responde también a los mismos principios estéticos, de ahí que manifieste un continuo anhelo de ritmo a través de rimas agudas o esdrújulas, de rimas internas y de continuos efectos musicales. Combinan la utilización de estrofas nuevas con otras clásicas, si bien es cierto que el soneto, por ejemplo, recibe un tratamiento muy variado. Recuperan versos como el alejandrino, sobre todo, pero también el eneasílabo o el dodecasílabo.
Autores Representativos
Rubén Darío
Rubén Darío (1867-1916) es el principal representante de este movimiento. De hecho, es él mismo este movimiento con obras tan importantes como Azul (1888), Prosas profanas (1896) y Cantos de vida y esperanza (1905).
Delmira Agustini
Hay que destacar la figura de Delmira Agustini (1886-1914). Sus principales obras son El libro blanco (Frágil) (1907), tributo a los grandes maestros modernistas; Cantos de la mañana (1910), lúgubre colección de poemas de carácter decadentista al estilo de Baudelaire o Poe; y Los cálices vacíos (1913), su obra más sincera, menos meditada y, en definitiva, la más querida para la poetisa. El rastro modernista de Agustini radica, por un lado, en la temática de su obra que gira en torno a cuatro ideas predominantes, casi obsesivas: la sexualidad, lo onírico, la muerte y lo suprahumano; por otro, en la simbología que se centra en la flor, el cisne, el buitre, la cabellera y la cabeza del amante; finalmente, en el léxico que refleja el tono aristocrático y la temática exótica a base de cultismos o galicismos. Lo peculiar de su poesía, sin embargo, no son estos aspectos formales, sino el cambio de perspectiva y la sincera introspección de que hace gala.