Panorama de la Poesía y Narrativa en España e Hispanoamérica: Siglo XX

Evolución de la Poesía y la Narrativa en el Siglo XX

1. Lírica de la Guerra Civil: Principales Orientaciones Poéticas

En el largo periodo que va desde el final de la Guerra Civil hasta la actualidad se reconocen diferentes corrientes poéticas.

En los años 30 se desarrolla una poesía centrada en la situación social del ser humano. Destaca en este periodo la producción poética de Miguel Hernández, que alcanza su esplendor en los últimos años de la década. Durante la Guerra Civil se cultivó, en ambos bandos, una poesía marcada por la exaltación ideológica y el combate: Romancero de la Guerra Civil.

En las décadas de la posguerra el panorama lírico estuvo marcado por la contienda, que provocó el exilio de numerosos intelectuales y artistas, y por el régimen franquista, especialmente en la censura y el dirigismo. Destacan Emilio Prados y Manuel Altolaguirre.

Década de los 40: La creación artística dominada por el neoclasicismo y el existencialismo. Los poetas garcilasistas cultivan una poesía evasiva, posteriormente, evolucionan hacia el sentimiento religioso. A mediados de la época, surge una poética preocupada por el ser humano, en la que el dolor y la angustia son los protagonistas. Por otro lado, se cultiva una lírica que enlazó las vanguardias; la del grupo Cántico, el postismo y el surrealismo. Destacan Luis Felipe Vivanco y Vicente Aleixandre.

Década de los 50: Predomina la poesía social, crítica, caracterizada por la sencillez, narrativa e intención apelativa. Su fin era colaborar con la transformación de la realidad y comunicarse con el mayor número de lectores. Destacan Blas de Otero y Gabriel Celaya.

Década de los 60: La promoción de los 60 (generación de los años 50) comenzó a mediados de los 50 produciendo obras con una concepción de la poesía más interesada en lo individual y con énfasis en los aspectos lingüísticos. Destaca Ángel González.

Década de los 70: A principios de los 60 triunfó una lírica con experimentación lingüística y estética culturalista y plural. Los autores se acercaron a las vanguardias. Destaca Antonio Colinas.

Desde 1975 hasta el final del siglo: Por un lado, los poetas anteriores continuaron con su producción y, por otro, se dieron a conocer nuevos autores. En los 80 y 90 triunfó la poesía de la experiencia, dentro de una lírica de varios intereses.

Desde 1995 hasta la actualidad: Destaca la pluralidad de propuestas y la gran cantidad de voces. Lo más destacable es la ausencia de una tendencia común dominante. Sobresalen varios estilos.


2. Poesía desde 1975 hasta la Actualidad

Conviven diversas corrientes, influencias mutuas en los últimos años, ausencia de una estética dominante.

  • Década de los 80 y 90. Desde 1975 hasta principios de los 80, la estética de la promoción de los 70 o del 68. Al mismo tiempo, los poetas de la promoción de los 60, viven una etapa de plenitud artística.

Se desarrollan tendencias, destaca la poesía de carácter realista. En los ochenta, se recobra la importancia del yo poético y del compromiso, aparece el humor, asuntos de la vida cotidiana, las realidades contemporáneas y urbanas.

Poesía figurativa o de la experiencia: La poesía de la experiencia es la corriente dominante hasta mediados de los noventa. Las características generales son:

  1. Carácter ficticio del poema y del yo poético, hay unas experiencias individuales a partir de las cuales surgen reflexiones y presentan un carácter narrativo.
  2. Estética verosímil y realista, se identifica fácilmente por los lectores; en este aspecto se centra en el ámbito de la ciudad y la cotidianidad.
  3. Estilo con rasgos conversacionales y prosaicos, y léxico propio de la cultura urbana de formas métricas tradicionales.

Otras tendencias poéticas:

  1. Poesía del silencio, conceptualista o neopurista: enlaza con el simbolismo, la poesía pura y la obra de Jorge Guillén.
  2. Poesía neoimpresionista y elegíaca: Destaca el componente simbolista, el tema del paso del tiempo y la descripción de paisajes y sus pueblos, una visión nostálgica de la realidad: Andrés Trapiello, La vida fácil.
  3. Poesía épica: Respeta la historia de los mitos y los valores del pasado, también la naturaleza: Julio Martínez, Europa.
  4. Poesía neosurrealista: Prima la oscuridad y el irracionalismo de las imágenes: Amalia Iglesias, Un Lugar para el fuego.
  • Desde finales de los 90 hasta la actualidad: En este último periodo destaca la pluralidad de poéticas e intereses, sin que exista una corriente dominante. Los rasgos generales son los siguientes:
  1. Influencia de distintas tradiciones literarias españolas y extranjeras entre ellas, la vanguardista.
  2. Disminución de la presencia del yo poético, visión nihilista y desesperanza y el vitalismo.
  3. Búsqueda de trascendencia, del análisis del misterio que se encuentra en la realidad.
  4. Presencia de motivos, de signos de nuestro tiempo, hay una tendencia poética, crítica y política.
  5. Renovación lingüística, regreso a la importancia del lenguaje poético.


3. La Poesía Hispanoamericana en la 2ª Mitad del S.XX

A principios de la década de los cuarenta se observan algunos cambios en las orientaciones estéticas; sin embargo, no es fácil establecer rasgos generales en el grupo de poetas que surgen en este período. En esta etapa fue relevante la influencia del surrealismo.

Sobresalen la revisión de la tradición literaria y cultural Hispanoamérica los elementos propios de las producciones nacionales.

A partir de los sesenta, además del compromiso político predomina el cultivo de una poesía que está más interesada por lo hispanoamericano o por lo universal que por lo nacional.

En la poesía latinoamericana de las últimas décadas se ha destacado la diversidad de tendencias: la presencia de elementos vanguardistas, la preferencia por la variedad lingüística oral coloquial, aunque también la subjetividad lírica y la relación con los nuevos medios, con otras formas expresivas: la pintura, el cine, la música popular, la fotografía.

La diversidad de la producción poética de autores como Pablo Neruda y Octavio Paz a lo largo del tiempo permite observar la evolución de la poesía hispanoamericana en la segunda mitad del siglo XX.

  • Octavio Paz (México, 1914-1998): Es uno de los poetas más importantes de las décadas de los 60 y 70. Su producción abarca desde la primitiva literatura mexicana a la modernista, la vanguardista europea o la japonesa. Libertad bajo palabra es su obra más célebre, recoge la variedad y riqueza de su trayectoria poética.

Para Paz, la palabra poética es revelación del pensamiento y la sensación de nuestra naturaleza original. En sus poemas iniciales destacan los temas del erotismo (Raíz del hombre) y el compromiso social, influido por la Guerra Civil Española (Entre la piedra y la flor).

Hacia 1944, Paz descubre la capacidad expresiva del lenguaje coloquial y, en el París de la posguerra, el surrealismo: en Libertad bajo palabra predomina el tema de la identidad personal y según el poeta, expresa la libertad condicional de la obra poética.

Semillas para un himno incluye poemas breves, en los que se observa la influencia, entre otras, de la poesía japonesa, más tarde recupera la experimentación lingüística.


4. La Narrativa Anterior a la Guerra Civil: Características de la Nueva Novela

En las primeras décadas del s. XX surge una nueva novela centrada en las emociones personales e íntimas de los personajes, este género recibe el nombre de novela lírica. Esta novela se caracteriza por la pérdida de relieve de la historia, es decir, lo que se cuenta en la historia pierde importancia en comparación con cómo se cuenta, las acciones son mínimas y el tiempo cronológico se sustituye por uno subjetivo.

Esta novela se centra en los conflictos del protagonista, más concretamente en su mundo interior cuya representación se diluye en favor del retrato interior del personaje. El protagonista de estas novelas es un artista bohemio, inadaptado, es un antiburgués y degradado que busca valores en una sociedad envilecida, además, sus actos provocan rebeldía y escándalos, es muy frecuente el fracaso que lleva a su destrucción física y moral. Esta narración suele fragmentarse en estampadas, las causas de los acontecimientos dejan paso a momentos significativos del protagonista, esto provocará la indeterminación de los hechos narrados.

La novela dramatizada ya había sido practicada por Galdós, pero resurge en el s. XX, en ella el narrador se diluye cediendo protagonismo a los personajes. La presencia del protagonista es constante y se ve, no solo en los diálogos, sino también en monólogos y discursos indirectos. En los novelistas de fin de siglo resulta significativo el pesimismo derivado de Schopenhauer; los novelistas de los 90 son más optimistas y se afanan por modernizarse, finalmente se produce una narrativa vinculada a las vanguardias que manifiesta el progreso, el hedonismo y lo lúdico.

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