Teatro y Poesía en España: Evolución desde la Posguerra hasta el Siglo XXI

El Teatro Español Contemporáneo (Desde 1939): Evolución y Tendencias

El Teatro de Posguerra (Años 40)

Tras la Guerra Civil, la escena teatral española quedó marcada por la muerte y el exilio de importantes autores, así como por la censura. El teatro de la década de 1940 se caracteriza por su escasa calidad y se divide principalmente en dos corrientes:

  • La Alta Comedia: Conocida también como teatro burgués, gozó de gran éxito entre el público. Se caracteriza por su tono costumbrista, reflejando las costumbres de la época, su humor ligero y temas superficiales y recurrentes, como la infidelidad. Autores destacados incluyen a Víctor Ruiz Iriarte, Edgar Neville, José María Pemán y Juan Ignacio Luca de Tena.
  • El Teatro Humorístico: Como vía de escape de la realidad, surge el teatro de humor. Sus principales exponentes son Enrique Jardiel Poncela, Alfonso Paso y Miguel Mihura.

Autores destacados del teatro humorístico y sus obras:

  • Enrique Jardiel Poncela: Introdujo innovaciones como el encadenamiento de situaciones inverosímiles y un humor intelectual. Su obra más célebre es Eloísa está debajo de un almendro.
  • Alfonso Paso: Se distingue por la intriga y las situaciones sorprendentes en sus obras.
  • Miguel Mihura: Aunque escrita en los años 30, Tres sombreros de copa se estrena dos décadas después, a principios de los 50. Esta obra rompe con el teatro humorístico anterior, presentando personajes grotescos y diálogos que critican las convenciones sociales y la fidelidad a través de la caricatura y el humor trágico.

El Teatro Realista (Años 50)

Antonio Buero Vallejo es la figura central del teatro realista. En 1949, estrena Historia de una escalera, obra pionera en la crítica de la dura realidad de la época.

Las primeras obras de Buero Vallejo, Historia de una escalera y En la ardiente oscuridad, exploran la angustia existencial del ser humano, la tragedia de la vida y el anhelo de libertad, a la vez que abordan temas sociales relevantes.

En la década de 1960, su obra se centra más en los problemas sociales, como se aprecia en El tragaluz. Introduce innovaciones escénicas como escenarios múltiples (en contraste con el escenario único de sus obras anteriores), elipsis temporales y efectos de luz, música y sonido para sumergir al espectador en los pensamientos del personaje. Esta renovación técnica continuó en sus obras de los años 70.

Junto a Buero Vallejo, destacan en el teatro realista y social de los 50 Alfonso Sastre (Escuadra hacia la muerte) y Lauro Olmo (La camisa).

Teatro de Renovación Formal o Vanguardista (1960-1975)

A partir de los años 60, y especialmente en los 70, surge un teatro experimental y vanguardista, dirigido a un público minoritario. Los temas realistas dan paso a lo simbólico y alegórico. Entre los autores más relevantes se encuentran Fernando Arrabal y Francisco Nieva. Arrabal destaca con su «teatro pánico», de rasgos oníricos inspirados en Valle-Inclán, que expresa una rebeldía contra lo absurdo y la sinrazón del mundo.

A finales de los 60, surgen grupos de teatro independiente que llevan sus obras a espacios no convencionales como calles, fábricas y escuelas. Algunos de estos grupos son Els Joglars, Los Goliardos y Tábano.

El Teatro Último (A Partir de 1975)

Tras la etapa experimental, los nuevos dramaturgos optan por regresar a temas de la realidad circundante (drogas, desempleo, problemas juveniles, etc.). Este periodo posterior a 1975 se conoce como neorrealismo.

Autores destacados de esta etapa incluyen a José Sanchís Sinisterra (¡Ay, Carmela!), José Luis Alonso de Santos (La estanquera de Vallecas y Bajarse al moro) y Fermín Cabal (Tú estás loco, Briones). Alfonso Vallejo, aunque también se inclina hacia lo experimental y vanguardista, destaca con Eclipse.

Fernando Fernán Gómez representa una línea más tradicional con Las bicicletas son para el verano.

La Poesía Española de 1939 a Finales del Siglo XX: Tendencias y Autores Clave

Poesía Arraigada y Poesía Desarraigada (Años 40)

La Guerra Civil supuso una ruptura con la literatura precedente. La muerte de poetas como Lorca y el exilio de otros (Juan Ramón Jiménez, Salinas, etc.) dieron lugar a una nueva generación de poetas en los años 40, dividida en dos tendencias: arraigados y desarraigados.

  • Poesía Arraigada: Presenta una visión conformista de la realidad y aborda temas afines a la ideología franquista. Formalmente, recupera los metros tradicionales. Dionisio Ridruejo y Luis Rosales son dos de sus principales representantes.
  • Poesía Desarraigada: Surge como respuesta a la miseria de la posguerra, mostrando una realidad mucho más negativa. La publicación de Hijos de la ira de Dámaso Alonso, que expresa un profundo dolor existencial ante la sociedad de la posguerra, influyó notablemente en esta corriente.

Al margen de estas dos corrientes, en los años 40 surgen otras dos tendencias: el postismo (postsurrealismo) y el grupo Cántico de Córdoba, que busca una poesía de mayor belleza, conectada con algunos poetas del 27.

Poesía Social (Años 50)

En los años 50, los poetas consideran que su función principal no es la expresión de sentimientos personales, sino el reflejo crítico de la realidad para contribuir a su transformación. Los temas centrales de esta década son la preocupación por España y la denuncia de las injusticias, la opresión y la falta de libertades. Formalmente, se prefiere un lenguaje sencillo y claro para llegar a un público amplio.

Los autores más representativos de esta tendencia son:

  • Gabriel Celaya: Poeta social por excelencia (Itinerario poético).
  • Blas de Otero: Inicia su trayectoria con poesía arraigada y existencial, abordando la ausencia de Dios (Ángel fieramente humano), para luego evolucionar hacia la poesía social (Pido la paz y la palabra).
  • José Hierro.

Años 60: Una Nueva Generación

Frente a la poesía social, surge un grupo de poetas que, buscando una mayor elaboración formal, se alejan del lenguaje prosaico. En cuanto a los temas, recuperan la expresión de la intimidad y los sentimientos, pero desde una perspectiva de desencanto. Consideran la poesía como una vía de conocimiento (de sí mismos y de sus sentimientos). Destacan, entre otros, Ángel González, Claudio Rodríguez y Jaime Gil de Biedma.

Los Novísimos (Principios de los 70)

A principios de los 70, aparece una nueva generación de poetas, nacidos después de la guerra. Se caracterizan por la influencia de los medios de comunicación (especialmente el cine), la búsqueda de nuevas formas de expresión, la variedad temática (lo personal, la cultura de masas, etc.) y un tono a menudo provocador.

Esta generación se dio a conocer a través de la antología de José María Castellet Nueve novísimos poetas españoles, que incluía a Pere Gimferrer, Manuel Vázquez Montalbán y Leopoldo María Panero.

Últimas Tendencias (Desde 1975)

Desde 1975, la lírica española se caracteriza por su diversidad de corrientes. Entre las principales se encuentran:

  • Poesía de la Experiencia: Destaca Luis García Montero. El poeta presenta la cotidianidad y la realidad urbana, incorporando reflexiones y sentimientos personales.
  • Neopurismo: Jaime Siles es uno de sus máximos exponentes. Se caracteriza por poemas breves, en verso corto, que tienden a la concentración conceptual.

Otros poetas han continuado explorando nuevas formas expresivas, como los poemas narrativos de Julio Martínez, el resurgimiento del surrealismo en Blanca Andreu o el erotismo en Ana Rossetti.

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