El Teatro del Siglo de Oro: Contexto, Características y El Burlador de Sevilla

Contexto Histórico

Reinado de Felipe III, Felipe IV y Carlos II.

  • Valido de Felipe III: Duque de Osuna
  • Valido de Felipe IV: Conde Duque de Olivares

Crisis

  • Político-militar: Guerra en Flandes, Independencia de Portugal, Conflictos en Cataluña, disputas con los franceses.
  • Socio-económico: Consecuencias: derrotas, pérdida de vidas, descenso demográfico, gastos militares, malas cosechas, epidemias, Bancarrota del Estado, aumento de impuestos, aumento de la pobreza.

Arte Nuevo de Hacer Comedias

Para Lope, las reglas de las anteriores comedias se oponen a lo natural, al gusto del público.

División en 3 actos o jornadas

Se adapta a las partes básicas de la acción: planteamiento, nudo y desenlace.

Rechazo de las tres unidades

  • Acción: La comedia presenta varias acciones paralelas.
  • Tiempo: La obra puede abarcar años, sin límites temporales (antes 24h).
  • Lugar: Puede desarrollarse en diversos lugares (no en uno solo como antes).

Mezcla de lo trágico y lo cómico

Tal y como ocurre en la vida misma.

La variedad de estilo y el decoro poético

El comportamiento y el lenguaje deben adecuarse a la índole de cada personaje: no puede hablar igual el rey que el lacayo, un noble que un campesino, una mujer que un hombre.

La polimetría

Lírica intercalada

Canciones y danzas insertadas.

Los personajes

  • Plano elevado: Galán (caballero joven, apuesto, valiente, idealista…), Dama (bella y osada).
  • Plano inferior: El Gracioso: suele ser el criado del caballero, ayuda a su amo y contrasta con este por su desenfado, lenguaje llano y sentido común. Criada: confidente de la dama.

Temas

El amor y, en El Burlador de Sevilla en concreto, la defensa del honor y la honra como la estimación intachable que una persona merece de los demás.

Espectáculo Teatral en el Barroco

Se representaban en corrales, que eran patios interiores de un conjunto de casas en las que los balcones interiores servían de palcos y en medio del patio se sentaba la gente por orden: primero las mujeres, luego los hombres y al fondo, de pie, los más pobres. Incluso se podía llegar a ver al rey. Solo un toldo protegía del sol.

Duraba casi tres horas ininterrumpidas. El espectáculo se iniciaba con una Loa, que era una pequeña pieza en verso, a modo de presentación, con la que se intentaba ganar al público mediante halagos a la compañía, a la obra y al propio público. Tras la Loa, se representaba el primer acto o jornada de la comedia. Inmediatamente después se representaba un entremés, que era una breve comedia (10 min) de un solo acto, de carácter humorístico, ambientado en la vida cotidiana y protagonizada por plebeyos, viejos ridículos, esposas jóvenes, hampones, bobos e ingenuos… Después empezaba el segundo acto de la comedia, tras el cual se representaba una jácara cantada o baile antes del tercer acto y, después de este último, se finalizaba con un fin de fiesta o mojiganga.

Los valores e ideales que los autores teatrales fomentaban desde el escenario eran los propios de la época y de una sociedad estratificada: el inmovilismo social, la monarquía como forma de gobierno incuestionable y la aceptación sin reserva del dogma católico.

El Autor de El Burlador de Sevilla y el Convidado de Piedra

Tradicionalmente, y durante casi tres siglos, se ha considerado al fraile mercedario Gabriel Téllez, conocido en la literatura como Tirso de Molina, autor de la obra. En las últimas décadas, sin embargo, las investigaciones históricas y filológicas han puesto en tela de juicio tal atribución.

Datos Biográficos sobre Tirso de Molina

Nació en 1579 en Madrid. Inició su carrera religiosa en la orden de los Mercedarios, donde ingresó en 1600. Entre 1608 y 1610 amplió los estudios teológicos en Alcalá de Henares. De regreso en Madrid, inició su labor como comediógrafo (1611). Entre 1618 y 1626 alcanzó el apogeo de su producción literaria. Sufrió envidias y enemistades de ciertos adversarios y la Junta de Reformación de las Costumbres -fundada por el Conde-Duque de Olivares– prohibió a Tirso la redacción de comedias y lo desterró de Madrid (Tirso mantenía ideas contrarias al Valido de Felipe IV). Afectado por este episodio, y por las presiones recibidas, Tirso fue abandonando la producción de comedias y textos profanos. A principios de 1648 cayó enfermo en el convento soriano de Almazán, donde murió ese mismo año. Se le atribuyen un total de 400 comedias, aunque solo se conservan 80.

Obra de Tirso de Molina

  • Autos sacramentales
  • Comedias religiosas: El condenado por desconfiado
  • Comedias histórico-legendarias: El Burlador de Sevilla y convidado de piedra
  • Comedias de costumbres:
    • Psicológicas: El vergonzoso en palacio
    • Intriga y enredo: Don Gil de las calzas verdes

Análisis de El Burlador de Sevilla

El Problema de la Autoría y Antecedentes

Su autoría es, todavía hoy, objeto de controversia. Las comedias del Barroco estaban pensadas para ser representadas. Los escritores o poetas entregaban un manuscrito a los autores o empresarios. En muchas ocasiones, si el autor no era demasiado conocido, se la atribuía a uno de renombre para poder venderlo mejor. La primera edición conocida de El Burlador de Sevilla y convidado de piedra de 1630 apareció recogida en un volumen titulado Doce comedias de Lope de Vega. Respecto a la génesis de la obra, hay intentos de localizar en la vida real antecedentes en personalidades históricas como Don Miguel de Mañara o el Conde de Villamediana, entre otros. En relación con el otro gran personaje y motivo de la obra, el Convidado de Piedra, se han documentado testimonios en todo el folclore europeo.

Unidades Dramáticas, Personajes, Acción, Espacio y Tiempo

Las tres unidades dramáticas de la obra están orientadas y dirigidas desde la fuerza del personaje central de la comedia: Don Juan Tenorio. La acción surge de una alternancia continuada entre huidas de Don Juan y las persecuciones de los personajes agraviados. El hilo causal del argumento progresa a partir de los engaños que realiza el caballero de Sevilla. De hecho, la velocidad y el ritmo precipitado de la acción se imprimen desde el primer momento. La obra empieza in media res, es decir, la acción ya está teniendo lugar cuando el público tiene la primera noticia.

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