Modernismo y Generación del 98
Dos movimientos literarios simultáneos surgieron a finales del siglo XIX con un origen común: la insatisfacción ante la literatura precedente y la búsqueda de un nuevo lenguaje. Ambos proclamaron una actitud renovadora. El desastre colonial de 1898 dio lugar a la Generación del 98.
Modernismo
El Modernismo buscó la belleza absoluta y la perfección formal, a menudo rechazando la realidad inmediata y destacando la evasión y lo fantástico. Sus características principales incluyen:
- Huida del prosaísmo.
- Búsqueda de lugares y objetos bellos.
- Expresión de emociones intensas.
- Temas de evasión y tratamiento del espacio y el tiempo.
- Uso de recursos como anáforas y paralelismos.
- Abundancia de adjetivos.
- Cultivo del verso libre.
- Empleo de estrofas modernistas, como versos eneasílabos y dodecasílabos.
En España, el Modernismo fue predominantemente intimista y careció del exotismo presente en Hispanoamérica. Destacaron artistas como Antonio Machado y Juan Ramón Jiménez (con obras como Arias tristes). En prosa, sobresalen Valle-Inclán (con sus Sonatas) y Rubén Darío (con Azul), considerado el principal representante.
Generación del 98
Tras la pérdida de las últimas colonias españolas, surgió esta generación, marcada por la rebeldía frente a la corrupción de la Restauración y el intento de redescubrir aspectos olvidados de la cultura española. Sus características fueron:
- Distanciamiento de la generación realista.
- Preocupación por el sentido de la vida.
- Exaltación del paisaje y los pueblos españoles.
- Crítica a la sociedad.
Autores como el Arcipreste de Hita o Jorge Manrique, con un estilo sobrio, lenguaje preciso y natural, sentaron bases formales que propiciaron el cultivo del ensayo. Destacó también Miguel de Unamuno, con obras como San Manuel Bueno, mártir, que aborda la preocupación por España y una visión desolada. Pío Baroja sobresalió en la novela, empleando técnicas de observación de la realidad y espontaneidad (El árbol de la ciencia). En el ensayo, Azorín propuso tramas centradas en ambientes y personajes, con un estilo minucioso. Antonio Machado es una figura central, tratando temas como el tiempo, la soledad, la muerte y Dios (Campos de Castilla, una recopilación de poesías que combina la añoranza del paisaje castellano con la crítica a la ignorancia y la esperanza de una España más reflexiva).
Novecentismo (Generación del 14)
También conocida como la Generación del 14, coexistió con la Generación del 27. Impulsada por un grupo de pensadores de la Institución Libre de Enseñanza, valoró la inteligencia, la disciplina y la perfección artística, favoreciendo la penetración de las vanguardias en España. Sus características:
- Análisis de los problemas españoles desde una perspectiva europea.
- Predominio de lo urbano frente a lo rural.
- Búsqueda de la novedad.
- Preocupación por la forma y la búsqueda de una estética perfecta.
- Preocupación por el lenguaje, prefiriendo uno rico y denso.
- Empleo del clasicismo, destacando la serenidad y los modelos grecolatinos.
- Literatura destinada a una minoría culta.
Géneros Destacados
- Ensayo: Fue el género predilecto, con autores como Ortega y Gasset (La rebelión de las masas, abordando temas de España y el arte) y Gregorio Marañón.
- Novela: Destacaron Gabriel Miró y Ramón Pérez de Ayala, quienes introdujeron nuevas fórmulas narrativas donde el lenguaje cobraba gran importancia. Pérez de Ayala empleó la ironía y el humor, como en AMDG, una sátira.
- Poesía: Sobresalió Juan Ramón Jiménez, quien renovó el panorama poético y se convirtió en maestro de la Generación del 27. Su obra se caracteriza por la búsqueda de la belleza, la perfección y la cohesión, destacando Eternidades, Piedra y cielo y Belleza.
Vanguardias
Se desarrollaron en el siglo XX con una voluntad de rebeldía frente al arte basado en la imitación de la realidad. Se dividen en dos etapas:
- Primera etapa (1903-1924): Se desarrolló el arte deshumanizado, sin expresión de sentimientos, que deforma la realidad. Se emplearon técnicas como el futurismo, cubismo, dadaísmo y expresionismo.
- Segunda etapa (1924-1931): Destacó la aparición del surrealismo, abordando temas profundos como el subconsciente.
En España, las vanguardias fueron un fenómeno cultural que coincidió con la Generación del 27 y el Novecentismo. En 1918 surgieron las vanguardias hispánicas con el ultraísmo, que proponía una ruptura del discurso lógico generando poemas visuales. El creacionismo, otra vanguardia, no imita la realidad sino que crea una nueva. Ramón Gómez de la Serna fue un introductor clave de estas tendencias.
Poesía y Generación del 27
Los años 20 y 30 del siglo XX fueron un momento espléndido para la cultura española, previo a la Guerra Civil. En este periodo destacó la Generación del 27, un grupo poético que realizó una síntesis entre la poesía popular y las vanguardias. Sus características:
- Concepción de la poesía como arte capaz de interpretar la realidad.
- Búsqueda de la perfección formal.
- Empleo de la poesía pura.
- Atención a la poesía española tradicional y a influencias extranjeras.
- Admiración por autores como Paul Valéry.
- Conjugación de tradición y renovación.
- Empleo del verso libre.
- Uso de formas poéticas populares y cultas.
- Cada autor desarrolló una trayectoria personal distintiva.
Poetas Destacados de la Generación del 27:
- Pedro Salinas: Se caracterizó por la autenticidad, la belleza y el ingenio. Sus obras iniciales como Presagios son importantes, pero sus obras maestras son La voz a ti debida y Razón de amor. Se consagró como el poeta del amor.
- Jorge Guillén: Máximo representante de la poesía pura, con un estilo hermético pero de asombrosa profundidad. Destacan sus poemarios Aire nuestro, Cántico y Clamor.
- Gerardo Diego: Mostró una gran variedad de temas y estilos, con una obra dividida en poesía de vanguardia y poesía clásica. Su poemario Versos humanos reúne canciones y sonetos, mientras que Versos divinos aborda una temática más religiosa.
- Dámaso Alonso: Pionero del cultivo de la poesía pura, como demuestra en Poemas puros, Poemillas de la ciudad. Su libro Hijos de la ira es fundamental.
- Federico García Lorca: Cabecilla del grupo, trágicamente fusilado. Destacó por temas como el destino trágico y la primacía de lo popular sobre lo culto. Sus primeros libros fusionaron lo tradicional con la vanguardia y la poesía pura (Poema del cante jondo y Romancero Gitano). Posteriormente compuso Poeta en Nueva York con versos libres y estética vanguardista.
- Rafael Alberti: Presentó una gran variedad de temas, tonos y estilos, alternando poesía pura, tradicional y vanguardista. Destacaron obras como Sobre los ángeles y Cal y Canto. Continuó escribiendo en el exilio con obras como Entre el clavel y la espada.
- Luis Cernuda: Con una personalidad solitaria y dolida, abordó temas dolorosos. Sus obras principales son La realidad y el deseo y Ocnos.
Teatro Anterior a 1939
A finales del siglo XIX, el panorama teatral estaba dominado por el drama realista que buscaba la emoción del espectador. En las primeras décadas del siglo XX, la influencia de nuevas tendencias teatrales intentó una renovación, pero no siempre contó con el favor del público y los empresarios. El teatro español se dividió en dos grandes grupos:
Teatro que Triunfa
- Comedia burguesa: Siguió la línea del siglo XIX, destacando Jacinto Benavente con obras que criticaban amablemente a la sociedad burguesa (La Malquerida), por las que ganó el Premio Nobel en 1922.
- Teatro en verso: Ligado a la estética modernista, se centró en temas históricos. Destacaron Francisco Villaespesa y Eduardo Marquina (El Alcázar de las Perlas).
- Teatro cómico: Continuó la tradición del sainete, combinando música y baile. Sobresalieron Carlos Arniches y Pedro Muñoz Seca, quien empleó el género cómico del astracán (La venganza de Don Mendo).
Teatro que Pretende Innovar
Empleó nuevas técnicas y enfoques ideológicos que no siempre fueron bien recibidos por el público, resultando en la imposibilidad de representar muchas obras. Destacaron:
- Valle-Inclán: Su evolución teatral se divide en tres ciclos:
- Ciclo Mítico: Obras ambientadas en una Galicia mítica (Divinas palabras).
- La Farsa: Obras como La cabeza del dragón.
- El Esperpento: Un intento de representar la realidad española de manera exagerada y burlesca para desenmascararla (Luces de Bohemia).
- García Lorca: Abordó temáticas de malestar y profunda frustración. Su evolución teatral se divide en:
- Experiencias de los años 20: Obras como La zapatera prodigiosa.
- Experiencias de los años 30: Destacó el surrealismo, con obras como El público.
- Plenitud: Tragedias y dramas ambientados en el plano rural, abordando la situación de la mujer (La casa de Bernarda Alba).
Novela Española (1939-1974)
El ambiente de desorientación de la posguerra se caracterizó por la ausencia de innovaciones formales, rasgos pesimistas y temas como la soledad, la muerte y la inadaptación, con personajes marginales. En sus inicios destacaron autores como Camilo José Cela, Carmen Laforet (Nada) y Miguel Delibes. Otras tendencias incluyeron la novela de evasión (Carmen de Icaza) y la novela falangista (Ignacio Agustí, Mariona Rebull).
En 1951 se publicó La colmena de Cela, cuyas características principales fueron la narración de la vida en los años 50, personajes colectivos y perspectivismo. En 1954 surgió la Generación del 50, con autores como Juan Goytisolo (Juegos de manos) y Jesús Fernández Santos (Los bravos), sentando las bases de la novela social. Continuaron destacando autores como Delibes (El camino), abordando la desigualdad y la injusticia, Juan García Hortelano (El Jarama) y Armando López Salinas (La zanja).
En los años 60, se acusó el cansancio del realismo, y el origen del cambio fue Tiempo de silencio, obra de Luis Martín Santos, que presentó técnicas renovadoras. Influenciada por narradores hispanoamericanos, esta nueva novela dejó de preocuparse tanto por los contenidos, denominándose novela experimental, e incorporó temas como el flujo de conciencia, la riqueza verbal y la técnica del collage.
Destacaron Juan Marsé (Últimas tardes con Teresa), Miguel Espinosa (Escuela de mandarines), Miguel Delibes (Cinco horas con Mario) y José María Guelbenzu (El Mercurio).
Teatro (1939-Actualidad)
La Guerra Civil tuvo profundas consecuencias en el teatro español; grandes renovadores de las Generaciones del 27 y del 98 murieron. Se estableció una censura que dificultaba la visión crítica. La mayoría de los teatros eran privados. Destacaron autores como Víctor Ruiz Iriarte (Academia del amor) y Joaquín Calvo Sotelo (La visita que no tocó el timbre).
Ya en los años 50, sobresalió Alfonso Paso (Usted puede ser un asesino). Hubo una renovación del teatro cómico iniciada por Enrique Jardiel Poncela (Eloísa está debajo de un almendro) y Miguel Mihura (Tres sombreros de copa).
Tras esto, se estrenó Historia de una escalera de Antonio Buero Vallejo, que abrió el camino hacia un teatro distinto, con temas existenciales y sociales tratados de forma realista y crítica. Sirvió de guía para el teatro social, un teatro de protesta y denuncia que llegó a los escenarios, destacando Carlos Muñiz (El tintero) y Lauro Olmo (La camisa). Acogieron tendencias realistas y expresionistas.
En los últimos años del franquismo, se desarrolló un teatro experimental sin abandonar la crítica, oponiéndose al teatro comercial. Destacó la búsqueda del espectáculo total, recurriendo a la farsa, lo grotesco y lo alucinante.
Surgió un grupo de autores como Francisco Nieva (Pelo de tormenta) y Fernando Arrabal (Pic-Nic), entre otros. Estos autores no tuvieron un gran éxito comercial y fueron apoyados por el teatro independiente.
La operación Rescate provocó la desaparición de la generación realista, y los autores más jóvenes se convirtieron en empresarios. Los grupos de teatro independiente fueron desapareciendo. El teatro de la democracia se caracterizó por una revalorización del teatro de texto, proveniente de grupos independientes como José Luis Alonso de Santos (Bajarse al moro) y Fermín Cabal (Caballitos del diablo). Estos autores contribuyeron a formar la Generación del Dominio Público, con autores democráticos como Ernesto Caballero (Auto) y Paloma Pedrero (Invierno de luna alegre). Otros rasgos característicos del teatro de los años 80 y 90 fueron la pérdida de fe en las utopías izquierdistas, la representación de problemas cotidianos en entornos urbanos y el realismo.
