Evolución de la Literatura Española: Claves del Siglo XVIII al XX y el Boom Latinoamericano

Literatura del Siglo XVIII: Prosa Didáctica y Teatro Neoclásico

El Ensayo en el Siglo XVIII

Durante la Ilustración, la cultura española fue abriéndose a Europa. La prosa de ideas recurrió a modalidades literarias muy diversas, denominadas ensayo, caracterizado por:

  • Afán divulgador
  • Subjetividad
  • Variedad temática
  • Estructura libre
  • Argumentación

Feijoo: Pensador más influyente en la primera mitad del siglo. En Teatro crítico universal, condenó todo estilo demasiado adornado e ingenioso y defendió la naturalidad y la necesidad de una actitud crítica en el escritor.

José de Cadalso: Destacó especialmente como prosista.

  • Noches lúgubres: Da pie a la reflexión sobre temas como la naturaleza del hombre, la miseria de la vida, la inexorabilidad de la muerte.
  • Cartas marruecas: Tratan sobre las costumbres de los españoles modernos y antiguos.
  • Eruditos a la violeta: Satiriza la educación superficial y trata temas como la nobleza inútil, la crítica al abuso de poder, la libertad de expresión, entre otros.

Jovellanos: Fue una importante personalidad política. Su obra literaria es escasa: dos dramas (El Pelayo y El delincuente honrado) y varios poemas. Sus escritos más importantes, en prosa, son didácticos. En ellos defendía ideas reformistas, como en su Memoria para el arreglo de la policía de espectáculos y diversiones públicas.

El Teatro del Siglo XVIII

El teatro era un género en manifiesta decadencia. Surge el teatro neoclásico, preocupado por las reglas clásicas y que pretendía educar según los ideales ilustrados. Se cultivaron distintos subgéneros teatrales:

  • Tragedia: Casi todas traducciones y adaptaciones de tragedias francesas de los siglos XVII y XVIII.
  • Comedia sentimental: Como El delincuente honrado de Jovellanos.
  • Comedia neoclásica: Representa a la perfección el espíritu ilustrado en los escenarios. Las más representativas son las de Moratín.
  • Teatro popular: Tuvo su máxima expresión en los sainetes de Ramón de la Cruz.

Moratín: Es el principal representante del teatro neoclásico en España. Creó la comedia moratiniana, caracterizada por el realismo, la verosimilitud, el respeto de la regla de las tres unidades; los personajes son de clase media, el lenguaje coloquial y una finalidad didáctica. Sus obras fundamentales son:

  • La comedia nueva o el café: Critica abiertamente el mal teatro de su época.
  • El sí de las niñas: Trata sobre los matrimonios de conveniencia, y en la que la razón triunfa sobre la hipocresía.

El Romanticismo Español: Poesía y Drama

El apogeo de la literatura romántica se alcanzó entre 1835 y 1840. Sus características principales son:

  • Individualismo y libertad
  • Subjetivismo
  • Evasión en el tiempo y espacio
  • Nacionalismo
  • Amor como pasión devoradora y la imposibilidad de alcanzar la plenitud amorosa
  • Melancolía y hastío
  • El suicidio
  • La protesta contra las normas sociales o la vida misma
  • Temas legendarios, históricos y exóticos
  • El paisaje como símbolo de los extremados sentimientos del sujeto
  • El misterio
  • Lenguaje literario renovador, con tono exclamativo, interrogaciones retóricas, léxico rebuscado, brillantes descripciones y, en general, un estilo rotundo, culto, ampuloso y grandilocuente.

Poesía Romántica

Espronceda: Caracterizado por la agitación política, las creencias exaltadamente liberales, el amor apasionado, la vida desordenada y anárquica, la muerte prematura. El estudiante de Salamanca y El diablo mundo son sus obras más importantes, además de sus composiciones breves, con las que renovó la poesía de su tiempo. Entre estas últimas destacan sus canciones, como «El pirata».

Bécquer: Cultivó con igual fortuna la prosa y el verso en sus Leyendas y sus Rimas. Las Rimas se editan en cuatro núcleos:

  • El primero lo forman unos textos que versan sobre la poesía.
  • El segundo es el amor como experiencia gozosa.
  • El tercero es el desamor.
  • El cuarto son poemas sobre la muerte.

Rosalía de Castro: A sus primeros libros, La flor y A mi madre, siguieron los poemas en gallego de Cantares galegos (1863) y Follas novas (1880), y En las orillas del Sar (1884). Su poesía se caracteriza por la búsqueda de un lenguaje personal e íntimo, más sensible al lirismo popular. El tema central es la consideración de la vida como una situación de desamparo e infortunio. A partir de ahí se entrelazan una serie de motivos: la existencia, la muerte y el sentimiento regional.

Teatro Romántico

El teatro romántico alcanzó grandes éxitos entre 1834 (La conjuración de Venecia) y 1844 (Don Juan Tenorio). La nueva sensibilidad privilegiaba al individuo sobre la masa, los sentimientos sobre la razón y la libertad. Se caracteriza por:

  • Rechazo a las reglas neoclásicas.
  • Mezcla de lo trágico y lo cómico.
  • Cinco actos.
  • Temas legendarios, caballerescos, aventureros.
  • Personajes de poderosa individualidad.
  • Destino adverso y final trágico.

Duque de Rivas: El estreno de Don Álvaro o la fuerza del sino marcó el triunfo del Romanticismo en España. A lo largo de la obra, don Álvaro es víctima de un destino incomprensible y de una sociedad tradicional cuyos valores son criticados.

Zorrilla: Escribió la obra más representativa del teatro romántico, Don Juan Tenorio. Presenta una nueva versión del mito que nació con El burlador de Sevilla, convirtiéndolo en un drama de amor. Al final de la obra, don Juan muere, pero salva su alma de la condena eterna merced a su arrepentimiento y gracias al amor de doña Inés.

Realismo y Naturalismo en la Novela Española

El Realismo

Entre las características de la novela realista destacan: el reflejo de la sociedad, el análisis de personajes, el narrador omnisciente, la profundización en el carácter de los personajes y las descripciones. En cuanto a los temas: amor, religión, política, ciudad y campo, y realidad regional. El lenguaje literario presenta términos castizos y tradicionales, expresiones del lenguaje oral, tecnicismos científicos y lenguaje sencillo.

El Naturalismo

En el Naturalismo, el escritor observa minuciosamente y luego describe, con la imparcialidad del científico, los diversos comportamientos humanos. La conducta de los personajes aparece condicionada por tres factores: el medio social, la herencia biológica y la época histórica. Es lo que se conoce como Determinismo. El narrador se recrea en los aspectos más crudos y sombríos de la realidad.

Autores Clave del Realismo y Naturalismo

Benito Pérez Galdós: Su producción narrativa se divide en cuatro bloques:

  • Novelas de tesis

    Defienden que la intolerancia religiosa y política conducen al fanatismo (La fontana de oro o Doña Perfecta).

  • Novelas naturalistas

    El autor se aplica a la descripción de la clase media madrileña. La novela más importante es Fortunata y Jacinta. En ella se cuenta la vida de dos mujeres de distinta clase social que comparten su amor por un mismo hombre: una es la esposa y la otra la amante. Otras obras de este tipo son Miau, Tormento o Torquemada en la hoguera.

  • Novelas espirituales

    Marcadas por el creciente idealismo de los personajes, que a menudo encarnan ideas morales o religiosas; menor interés por la descripción de ambientes o por la profundidad de los caracteres, como en Misericordia.

  • Episodios Nacionales

    46 novelas que recogen la historia de España del siglo XIX. Se caracterizan por su dinamismo y acción y la abundancia de retratos psicológicos, como Trafalgar, Cádiz y Zumalacárregui (1898).

Clarín: Ambientó sus relatos en la región asturiana. En este sentido, La Regenta constituye una radiografía implacable de una capital de provincias en el período de la Restauración, con sus secuelas de caciquismo, hipocresía, corrupción política y eclesiástica. El uso de la introspección y del estilo indirecto libre facilitan los retratos psicológicos magistrales de la protagonista, Ana Ozores, y de su director espiritual, el apuesto canónigo don Fermín de Pas.

Emilia Pardo Bazán: Destacó como novelista, autora de relatos breves y ensayista, algo poco habitual entre las mujeres de la época. Fue ella la que planteó, con moderación e inteligencia, la cuestión del naturalismo en España. Destaca su cruda descripción del mundo rural gallego, Los pazos de Ulloa (trata la oposición ciudad/campo con una visión pesimista; la decadencia de una saga familiar y la corrupción de la política y el caciquismo) y su continuación La madre naturaleza, que describe la degradación de los personajes.

La Novela Española en la Posguerra: Años 40, 50 y 60

La Novela Española de los Años 40

Los efectos de la Guerra Civil sobre el panorama literario español fueron devastadores: algunos autores murieron, otros tuvieron que exiliarse. De entre estos últimos, solo Baroja y Azorín regresaron a España tras un corto autoexilio. La situación de incomunicación de la sociedad española produjo el anquilosamiento de la narrativa española de la época. Se acusaba, además, la ausencia de «maestros-modelos» y críticos (la crítica literaria era solo ideológica), mientras abundaban las traducciones de determinado tipo de novelas extranjeras y la censura franquista era implacable. La novela, pese a todo, arrancó de nuevo impulsada por «estímulos» como los premios que comenzaron a convocarse, como el Premio Nadal.

En este contexto surgieron nuevos escritores:

  • (Ultra)conservadores: Como Wenceslao Fernández Flórez (El bosque animado, 1944) o Gonzalo Torrente Ballester (Javier Mariño, 1943).
  • Escritores encuadrados dentro del realismo tradicional y bajo la influencia de Baroja.
  • Autores de novela existencial: Carmen Laforet (Nada, Premio Nadal en 1945) o Miguel Delibes (La sombra del ciprés es alargada, ganadora del Nadal en 1947).
  • Novelistas representativos de la novela «tremendista». Entre estos destacó Camilo José Cela, que publicó su novela La familia de Pascual Duarte (1942).

Los rasgos definitorios de este tipo de novela son:

  • Girar temáticamente en torno a la España del momento mostrando siempre los aspectos más negativos de la realidad.
  • La intención crítica hacia el presente.
  • Una visión amarga de la vida.
  • El primitivismo de unos personajes siempre desarraigados y marginados.
  • El lenguaje crudo, directo y a veces violento.
  • La caricatura.

La Novela Española entre 1950 y 1962

Surge un nuevo tipo de novela centrada en los problemas sociales e injusticias del momento para denunciarlas y buscar sus causas. El escritor mantenía una actitud comprometida, y como en la poesía se podía hablar de «novela social». Los textos tenían una dimensión más utilitarista: se intentaría modificar la realidad social colectiva. Destacaron Torrente Ballester (Los gozos y las sombras), Cela o Delibes.

Cela publicó en Buenos Aires —por problemas con la censura— una de las novelas más importantes de esta época: La colmena (1951). Considerada precursora de la novela social española, introdujo el protagonista colectivo.

Miguel Delibes publicaría relatos como El camino (1950) o Las ratas (1962). Es importante la introducción de nuevos temas:

  • La emigración interior del campo a las ciudades.
  • La crítica a la egoísta burguesía media.
  • Las injusticias sociales cometidas con los jubilados.
  • La lucha diaria por la subsistencia, etc.

Estos, y otros autores, como Luis Martín-Santos, Carmen Martín Gaite, Ana Mª Matute, Rafael Sánchez Ferlosio y Juan Marsé, compartían características:

  • Mismos temas (sociedad, emigración, trabajo).
  • Ambientación en el presente.
  • Pretendían ser útiles.
  • Presentaban «protagonista colectivo».
  • Usaban el diálogo y una técnica narrativa objetiva.

La Renovación Narrativa de los Años 60

En la década de los 60 se produjeron cambios importantes por varias causas:

  • Agotamiento de temas y técnicas narrativas.
  • Desarrollo económico de España.
  • Evolución política.
  • Aparición de diferentes empresas editoriales.

Este proceso de renovación narrativa durante los años 60 afectó a los escritores mayores (Delibes, Cela), a los de la «Generación del 50» y también a nuevos novelistas. Comenzó en 1962 con la publicación de Tiempo de silencio, de Luis Martín Santos y de La ciudad y los perros de Mario Vargas Llosa. Tiempo de silencio fue una novela que demostró en aquel momento que era posible conjugar el compromiso social (la crítica a la España franquista) junto al cuidado por la forma literaria (técnicas narrativas y procedimientos totalmente nuevos en el panorama novelesco): rupturas cronológicas, superomnisciencia del narrador, ironía y sarcasmo, monólogo interior, perspectivismo múltiple, experimentación lingüística, etc., eran algunos de los rasgos innovadores de esta novela.

En general, puede decirse que, desde estos años, la narrativa española evolucionó hacia lo que se ha llamado «novela experimental», que podríamos caracterizar así:

  • Alejamiento del realismo.
  • Cuidado en la forma de las novelas y en el uso del lenguaje.
  • Aumento en la dificultad de lectura.

A este nuevo tipo de novela se irían incorporando muchos novelistas conocidos desde la inmediata posguerra: Gonzalo Torrente Ballester con La saga/fuga de J.B; Camilo José Cela con San Camilo 1936; Miguel Delibes con Cinco horas con Mario. También se incorporaron a esta renovación escritores de la «Generación del medio siglo» como Juan Marsé con Últimas tardes con Teresa.

La tendencia renovadora de estos años se acentuó muchísimo entre 1968 y 1975, originando un tipo de novela llamado «antinovela», en la que se atentaba de modo radical contra los elementos básicos de la narrativa tradicional. Sin embargo, desde 1975 la «antinovela» dejó de interesar por su lectura dificilísima y, normalmente, aburrida.

La Novela Española desde 1975

Durante los 70, junto a los autores veteranos, surgieron novelistas que:

  • Aparecieron en los últimos años de la llamada «novela experimental» de los años 60.
  • Pertenecían a la última generación educada en el franquismo.
  • No habían vivido la Guerra Civil.
  • Habían recibido una educación universitaria.
  • Eran críticos con el franquismo.
  • Sentían una fuerte atracción por la literatura española del exilio, por la europea y por la hispanoamericana del momento.
  • Escribían también en gallego y en catalán.

Algunos son Manuel Vicent, Julio Llamazares, Javier Marías, Rosa Montero, A. Muñoz Molina, etc. La tónica dominante de estos años ha sido el abandono del experimentalismo de los 60, volviéndose por lo general a la novela tradicional. Se registró, además, un gran auge de los premios de novela. Temáticamente, el panorama era muy variado.

El Teatro Español de Posguerra: De Buero Vallejo al Teatro Independiente

Contexto Teatral Tras la Guerra Civil

Tras la Guerra Civil, período en que el teatro se puso al servicio de las ideologías en conflicto (había, pues, teatro «republicano» y teatro «nacional»), actores, directores y autores (Rafael Alberti, Max Aub, Fernando Arrabal) tuvieron que exiliarse. En España, el desenlace de la Guerra Civil fortaleció y favoreció el «teatro burgués» de preguerra (Benavente). A partir de 1939 se inició en España una tendencia teatral que buscaba el éxito social y económico, circunscrita a la burguesía y con el modelo de la «alta comedia» creada por J. Benavente. Temáticamente, las obras solían:

  • Silenciar la situación española de la época.
  • Plasmar en el escenario los mitos burgueses (la familia, la autoridad, la religión católica).
  • Responder a una ideología conservadora.

Evidentemente, se trataba de un teatro «favorecido» por el régimen político franquista. José María Pemán y Joaquín Calvo Sotelo fueron sus principales representantes.

Al mismo tiempo, empezó a surgir un nuevo tipo de teatro, el teatro cómico. Destacaron Enrique Jardiel Poncela y Miguel Mihura, que representaron un tipo de teatro mucho más innovador que el anterior, despegado del teatro de Benavente, que por la vía del humor desembocó en el «teatro del absurdo» (Tres sombreros de copa, de Mihura, escrita ya en 1932) o el humor inverosímil (Cuatro corazones con freno y marcha atrás, Eloísa está debajo de un almendro, Los ladrones somos gente honrada, de Jardiel Poncela). Además, se caracterizó por la renovación escenográfica y de personajes.

El «Teatro Realista» de los Años 50

Con Historia de una escalera (1949) de Buero Vallejo se inició el llamado «teatro realista» de los años 50, teatro de denuncia y protesta, que ofrecía testimonio de situaciones injustas en la España de la época. Los autores que se dieron a conocer en estos años se ajustaron al «Realismo social», como en la novela y la poesía. Sus características son:

  • Ruptura con la comedia burguesa de los 40.
  • Argumentos basados en la realidad cotidiana (el paro, la emigración, la lucha por la vida).
  • Influencias de Buero.
  • Es un teatro de protesta y de denuncia.

En el «teatro realista», además de Buero Vallejo, destacaron los autores: Alfonso Sastre y Carlos Muñiz, además de Francisco Nieva y Alfonso Paso.

Antonio Buero Vallejo (1916-2000)

Es el autor más importante de su tiempo, que desempeñó un papel en el teatro de posguerra similar al de Cela en la novela. En su obra siempre están presentes la injusticia o el inconformismo ante un mundo hostil, el sufrimiento, la búsqueda de la verdad y la lucha por la libertad. Su teatro recupera la función de la tragedia griega: conmueve y obliga al espectador a tomar conciencia de lo que vive. Se distinguen tres etapas:

  • Etapa existencialista

    Historia de una escalera, que refleja una vida inútil donde las frustraciones se repiten.

  • Etapa social

    En la que se inscriben obras como Un soñador para un pueblo o El tragaluz.

  • Etapa de renovación formal

    Continúa con sus preocupaciones ideológicas e intenta una mayor renovación formal, como en La fundación.

La práctica teatral de Buero se puede esquematizar en los siguientes puntos:

  • El escritor se convierte en la conciencia de su sociedad, aunque no con tono pesimista, sino con tono esperanzado.
  • Es un teatro ético y moral, que pretende cambiar moralmente al ser humano.
  • El lenguaje es sencillo y verosímil.
  • Los personajes, que suelen presentar una tara física o psíquica, presentan caracteres complejos, no son símbolos.

El «Teatro Realista» de los Años 60

Durante esta década, el «teatro realista» de los años 50 acentuó y profundizó más en sus temas y tonos de denuncia. En este período continuaron los temas de la marginación del proletariado, la inmoralidad de la burguesía y las clases sociales superiores, la injusticia social, la explotación humana, la discriminación social, etc. Se iniciaron tendencias experimentalistas y renovadoras que continuarían a partir de los años 70. Dicha renovación se basó en dos puntos:

  • Agotamiento del teatro realista, que se venía escribiendo y representando desde los 50.
  • Aparición de un nuevo teatro más experimental, en el que lo formal tendría más importancia que lo temático.

Renovación Teatral de los Años 60-70

Desde finales de la década de los 60 se advirtió en España una serie de intentos de ruptura con el «teatro realista» de la época que se iría acentuando progresivamente. En la obra primaba el montaje sobre el texto, la forma sobre el contenido. Al mismo tiempo, se produjo una vuelta a las técnicas primitivas como el mimo o la commedia dell’arte, la danza… y se intentó romper la frontera entre el escenario y el público.

El «Teatro Independiente»

Durante la década de los 70 las tendencias y concepciones teatrales se formaron en una serie de compañías de «teatro independiente». Esta tendencia teatral se inició en España con los grupos «T.E.I.» (Teatro Experimental Independiente), «Els Joglars», «Els Comediants», «Teatre Lliure», «La Fura dels Baus», «La Cuadra», «Los Goliardos», «Akelarre» y «Tábano», a los que seguirían otros muchos después. Entre sus características destacan:

  • El texto es solo un apoyo para el espectáculo teatral.
  • El teatro supone trabajo en grupo, es colectivo, y también anticomercial.

Evolución del Teatro Español desde 1975

A partir de 1975 la actividad teatral estuvo influenciada por variadas circunstancias, como:

  • La dotación de presupuestos por parte de la administración para las actividades teatrales.
  • La creación de organismos que velan por el teatro y la cultura, en general.
  • La dispersión temática.
  • El triunfo del teatro pseudoerótico (el destape) y político.
  • La recuperación de autores prohibidos durante el franquismo (Valle-Inclán, Alberti).

La Narrativa Hispanoamericana en la Segunda Mitad del Siglo XX: El Boom

Introducción al Boom Latinoamericano

La prosa contemporánea hispanoamericana representó al mismo tiempo una rebelión y una liberación. La rebelión, comenzada por los vanguardistas de los años 20, reaccionaba contra un concepto de «realismo» y de «realidad» muy tradicional y que, muy a menudo, daba lugar a obras esquemáticas. Cuando los escritores se liberaron de la idea de que novela era sinónimo de «novela realista», se produjo una gran manifestación de energía creadora y se desarrollaron estilos y técnicas completamente nuevos, dando lugar a lo que se conoce como Boom.

Evolución de la Novela Hispanoamericana

La renovación de la novela hispanoamericana, aunque tardó en llegar, se produjo con gran fuerza creadora. Se distinguen las siguientes etapas:

  1. Dominio de la novela realista (hasta 1940-1945)

    El realismo narrativo de la primera mitad del siglo tenía rasgos del naturalismo e influencias románticas. Sin embargo, la temática era propiamente americana:

    • La naturaleza: Muy diversa y de grandes dimensiones, en la que las fuerzas telúricas condicionaban la aventura humana. Encontramos la pampa, la selva amazónica; por ello, con frecuencia se hablaba de novela regionalista.
    • Los problemas políticos: Debido a la constante sucesión de revoluciones y dictadores, a la inestabilidad política. Destacaron en este período las novelas de la Revolución Mexicana.
    • Los problemas sociales: La novela reflejaría las desigualdades sociales. Sería la llamada novela indigenista.
  2. Comienzos de la renovación narrativa (entre 1940-1960)

    A partir de 1940, la novela realista parecía agotada. Aparecerían temas nuevos y nuevas técnicas narrativas:

    • Predominio del mundo urbano sobre el rural y reflejo de los más diversos problemas humanos o existenciales.
    • Penetró la imaginación, lo fantástico. Se hablaría de realismo mágico o de lo real maravilloso.
    • En el campo de la estética existía un mayor cuidado. Se imitaban los grandes novelistas europeos y norteamericanos.
  3. El Boom de la novela hispanoamericana (a partir de 1960)

    En 1962 se publicó en España La ciudad y los perros del peruano Mario Vargas Llosa, y en 1967 Cien años de soledad de Gabriel García Márquez. Supuso un gran acontecimiento literario. Estos nuevos novelistas llevaron las innovaciones a sus últimas consecuencias:

    • Ampliación temática: preferencia por la novela urbana (los espacios rurales recibían un tratamiento especial).
    • Se fortaleció la unión de lo fantástico y lo real.
    • Experimentación formal: cambios del punto de vista, monólogo interior, estilo indirecto libre, etc.
    • El lenguaje se enriquecería con la superposición de estilos o registros.

El Realismo Mágico o lo Real Maravilloso

La literatura fantástica hispanoamericana no tiene nada que ver con la occidental, poblada de hadas, princesas o dragones. Con Gabriel García Márquez surgió a partir de su obra Cien años de soledad la llamada corriente del realismo mágico. Lo real maravilloso es una cuestión de perspectiva sobre una realidad concreta: la geografía, la historia y la idiosincrasia hispanoamericana. Es la mirada de un novelista que estudia esa realidad y luego elige lo extraordinario o maravilloso; es la realidad hecha fábula, convertida en algo extraordinario, especialmente para la óptica occidental.

El nombre de realismo mágico, acuñado en 1925, alude a una superación del realismo añadiendo otra dimensión: la mágica o maravillosa, que absorbe metafóricamente elementos de la otra realidad, es decir, intentar dotar de una magnitud trascendente o irreal a una narración de sucesos cotidianos. En el realismo mágico de García Márquez predomina la exageración (sacar la realidad de quicio) y la sustantivación (hacer figurar como real lo que es metafórico).

Autores Representativos del Boom

Jorge Luis Borges: Argentino (1899-1986), renovador del cuento. Algunos de sus títulos son Historia universal de la infamia, Ficciones o El Aleph, donde propone indagar en abstracciones del hombre como el tiempo, la eternidad.

Julio Cortázar: Argentino (1914-1984), autor de una extensa obra en la que destacan sus cuentos y novelas. Considerado, junto a Borges, como el gran renovador del cuento, se inclinó por el relato fantástico (Historia de Cronopios y de Famas, Final del juego). Rayuela es una novela compleja que plantea interrogantes ante el desasosiego de la existencia.

Gabriel García Márquez: Colombiano (1928-2014) y Premio Nobel de Literatura 1982, es conocido por Cien años de soledad, donde el realismo mágico llega a su madurez total al contar la historia de una familia en un lugar mítico, Macondo. Fundiendo realidad y fantasía, construye una metáfora de la historia de Hispanoamérica y del mundo con el trasfondo de la soledad y el aislamiento. Otras novelas son: El coronel no tiene quien le escriba, Crónica de una muerte anunciada, El amor en los tiempos del cólera, Relato de un náufrago o Vivir para contarla.

Mario Vargas Llosa: Peruano (1936), alterna técnicas innovadoras y tradicionales. Premio Nobel de Literatura 2010. Entre sus obras destacan: La ciudad y los perros (narración de denuncia antimilitarista y, en cierto modo, testimonial de su estancia en un internado), La guerra del fin del mundo y La fiesta del chivo.

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